José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

Valentín, el deseado

Resuelto el trámite del congreso federal del PSOE y la entronización de Pedro Sánchez con poderes absolutos, parece que a Galicia le llega su turno para abandonar el ostracismo y la interinidad

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

Resuelto el trámite del congreso federal del PSOE y la entronización de Pedro Sánchez con poderes absolutos, parece que a Galicia le llega su turno para abandonar el ostracismo y la interinidad . El resultado final de lo que debe pasar en el PSdeG no dista mucho de lo que ha ocurrido a nivel estatal: liderazgo y mayoría para los sanchistas. Pero Sánchez es consciente de que, si además de colocar a los suyos en el timón de mando es capaz de alcanzar una tregua con el sector de Abel Caballero , conseguirá una necesaria paz interna. Puede que no esté basada en el abrazo entusiasta del nuevo líder del PSdeG, pero sí al menos en una razonable tolerancia.

Esa es la clave: que las dos familias del PSdeG —norte y sur— alcancen un lugar común de respeto mutuo, sin agresiones, sin desprecios. Por eso la figura que está en todos los mentideros para coser el partido es Valentín González Formoso . En su feudo coruñés no dudan de su valía; en Lugo, el besteirismo lleva meses animándole a que dé el paso; y en Vigo y Orense, sin ser su candidato, tampoco lo verían como una afrenta. Transigirían.

Solo hay un pequeño detalle. Valentín no quiere. No es una pose para hacerse el interesante, es una meditada decisión personal, aseguran sus más próximos. No ambiciona dar ese salto a nivel regional. Está cómodo en As Pontes y la Diputación . Le permite ser político y padre de familia. No saben cuántos dirigentes (y dirigentas) no pueden decir lo mismo.

Con el gran favorito autodescartado en la carrera a la sede de O Pino, aparecen las opciones secundarias. Y las pintorescas. En una operación con evidente apoyo mediático, Gonzalo Caballero se presenta como el albacea de los sanchistas , el referente de la renovación del partido. Un mensaje con muchas zonas oscuras: lleva veinte años en este negocio, y todo lo que le afeaba a su tío en la agrupación local viguesa —poder omnímodo y caza a los críticos— es lo que ahora le aplaude a Sánchez. Llámenlo cinismo, llámenlo volubilidad moral. Huelga decir que si Ferraz avala a Gonzalo, Vigo y Orense se levantarán en armas y adiós a toda paz.

En el capítulo de secundarios, la pasada semana el entorno de Xaquín Fernández Leiceaga ya comenzó a mover su nombre como posible aspirante, siempre condicionándolo a que Valentín no dé el paso. Pero Vigo y Orense no olvidan cómo el candidato a la Xunta avaló que se modificaran las listas electorales para meter Caballos de Troya. No se niega la valía intelectual, sino el capital político.

Y en este escenario de favoritos que se borran, de aspirantes prefabricados y perdedores en busca de reciclaje se mueve el PSdeG. Descarten a Pilar Cancela, agotada tras presidir una gestora (de parte) tiroteada por el sector crítico. Ignoren a mirlos blancos que solo exhiban juventud y telegenia. Y escruten entre quienes saben qué es ganar elecciones y la gestión pública. Si Valentín no reconsidera su decisión, el perfil será ese.

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