Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN
¿Universitarios o delincuentes?
Un cuarteto de indeseables dejó a una chica de Lugo en la UCI
Aunque de segundo nivel, Lugo es ciudad universitaria, con un campus dependiente de la USC y en cuya oferta académica sobresale el grado en Veterinaria. A pesar de que en los últimos años el número de matrículas empezó a caer en picado, todavía hoy cerca de cinco mil alumnos cursan aquí sus estudios. Esa condición, la de ciudad universitaria, repercute en beneficios tangibles: los estudiantes alquilan pisos para vivir, hacen gasto y toman copas los fines de semana. Pero más allá de ese efecto utilitario, la trascendencia es aproximadamente escasa, sino nula.
El más ruidoso eco de la presencia de universitarios en la ciudad es el derivado de una llamada Festa da carballeira, un gran botellón que los estudiantes (o quienes son más listos que ellos) organizan una vez al año en una carballeira de Fingoi, en pleno campus. Hasta ahora, la juerga se sustentaba en la euforia que suele deparar el garrafón (y lo que le cuelga). Y la jornada se saldaba con la alteración del espacio verde en un cochambroso vertedero incontrolado, y la evacuación en ambulancia de algunos afectados de intoxicación etílica en mayor o menor grado. Este año, sin embargo, la cosa ha pegado un salto cualitativo. Agotadas las posibilidades de desahogo que proporciona el alcohol (y lo que le cuelga), la oferta lúdica ha incluido el apaleamiento a conciencia de quien tenga la osadía de no reirles las gracias o los vómitos a la muchachada. Esta vez la víctima ha sido una chica, a quien un cuarteto de indeseables dejó para la UCI. Un testigo resumió su impresión para los periódicos: «Iban a matarla».
Quizá ahora la subdelegación del Gobierno, de quien depende el orden público, dejará de mirar para otro lado, como ha venido haciendo desde que, hace ya tiempo, la expansión degeneró en delincuencia y empezó adquirir tintes que van mucho más allá del mero jolgorio juvenil. Y que nadie salga con la cantinela de que son marginados sociales o que proceden del lumpen o que se trata de un incidente excepcional a cuyos causantes se les fue la mano, pobrecillos. Ya va siendo hora de que llamemos a las cosas por su nombre: universitarios o no, estamos ante delincuentes comunes.