Educación

Las universidades gallegas intentan allanar el final de curso a los estudiantes más desfavorecidos

La USC y la UDC llegan a un acuerdo para abrir aulas para que los estudiantes puedan hacer los exámenes online

Las asambleas y sindicatos de estudiantes agradecen las medidas pero las consideran «insuficientes»

Facultad de Economía de Santiago de Compostela MIGUEL MUÑIZ

Ántar Vidal

Como consecuencia del confinamiento, miles de estudiantes universitarios de toda Galicia se han visto obligados a tratar de sacar el curso desde sus casas , pero esto concluyó, irremediablemente, en una situación de desigualdad entre alumnos. Por una parte, falta de recursos: algunos estudiantes no disponen de las facilidades tecnológicas necesarias para llevar a cabo la evaluación telemática. Por otra parte, e incluso más insalvable, falta de conectividad en el rural. En este caso aún es más complicado, pues si ante la falta de recursos las universidades trataron de facilitar material, menos potestad tenen a la hora de mejorar la conexión a internet en el rural.

Esta situación llevó a un gran número de alumnos a protestar e incluso a hacer huelgas durante la parte más dura del confinamiento para exigir soluciones. Ahora, llegada la desescalada y la época de exámenes, estas posibles salidas a los problemas parecen más efectivas: la Universidad de La Coruña (UDC) y la de Santiago de Compostela (USC) han llegado a un acuerdo para poner a disposición de los alumnos aulas para que puedan conectarse con facilidad y así hacer los exámenes .

La medida en concreto contempla la apertura de dos clases por parte de la USC: una en la Facultad de Veterinaria (Campus de Lugo) y otra en la de Derecho, en Santiago. Por parte de la UDC, serán tres: una en el Centro Universitario de Riazor, otra en el Edificio Xoana Capdevielle y la tercera en el Edificio de Apoyo al Estudio (Campus de Esteiro-Ferrol). Estos espacios podrán ser utilizados indistintamente por estudiantes de las tres universidades gallegas. «La iniciativa inicial de cara a los exámenes era ofertar estas salas wifi en nuestros campus, pero luego surgió la idea de hablar con las otras universidades a raíz de la red CeMIT», explica María José Lombardía, vicerrectora de Estudiantes, Participación y Empleabilidad de la UDC y principal impulsora de esta medida.

Además, la Universidad de Vigo también se sumó a un convenio con las otras dos universidades gallegas para colaborar con la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega) y la Federación Galega de Municipios e Provincias (FEGAMP) para que todo universitario gallego pueda realizar sus exámenes online en las 98 aulas presentes en 53 comarcas de Galicia que conforman la red CeMIT. Por su parte, la UDC también firmó otro acuerdo con el grupo G-9 de universidades que integra los campus de Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Les Illes Balears, La Rioja, Oviedo, País Vasco, Pública de Navarra y Zaragoza para que « los alumnos matriculados en la UDC pero que no residan en la comunidad puedan hacer los exámenes y viceversa », aclara Lombardía.

Estas nuevas medidas paliativas se suman a las ya presentadas por las universidades gallegas para tratar de minimizar la brecha tecnológica que muchos alumnos sufrieron en primera persona: la USC, por ejemplo, destinó 60.000€ para copagar las facturas de Internet de los estudiantes que lo necesitaran, además de poner a disposición material, como 300 ordenadores portátiles o 150 routers. Por su parte, la UDC también anunció apoyos en este sentido: según indica Lombardía, «desde el principio del confinamiento lanzamos varias medidas: ayudas de conectividad, ayudas para dificultades económicas sobrevenidas por el Covid-19 o prestamos de portátiles» y, de hecho «aún seguimos recibiendo solicitudes».

Durante el periodo de confinamiento, y debido a las dificultades surgidas al tratar de ejercer la teledocencia, muchos estudiantes decidieron alzar la voz y se crearon numerosas asambleas abiertas en diferentes facultades. Una de ellas, en la de Ciencias de la Comunicación de la USC: « estas medidas no entraban dentro de las demandas de las asambleas , porque lo que queríamos era que no hubiera evaluación. La situación no lo permitía», opina Pablo Calviño, miembro de la Asamblea Abierta de Comunicación. Sin embargo, «una vez aceptado que hay que terminar el curso como sea, preferiblemente que sea en las mejores condiciones posibles», considera Calviño, por lo que abrir las aulas sí es un pequeño avance, aunque advierte que «va a seguir habiendo desigualdad».

Desde el sindicato Anega opinan que si bien « estas medidas son necesarias tal y como están las cosas », como declara Bruno Arias, miembro de la Coordinadora Nacional del sindicato, «todavía no son suficientes». Anega también abogó desde el primer momento por la liquidación del curso, pero una vez rechazada esa opción por parte de las instituciones públicas y educativas, agradecen que se tomara la decisión de abrir las aulas. Sin embargo, Arias no comprende que «se oferten estas aulas para hacer exámenes pero que no se pongan a disposición salas de estudio», pues son dos aspectos educativos que no se entienden por separado.

Con respecto a la respuesta de las Universidades para reducir la brecha digital facilitando ordenadores y conexiones a Internet, desde Anega creen que son «medidas que ayudan, y las agradecemos, pero ante una situación de crisis como esta no son más que un parche». Por su parte, desde las universidades « en la medida que vemos que el estudiantado necesita cualquier soporte, lo vamos buscando e implementando », como explica la vicerrectora, pero, aunque todo mejora, parece no ser suficiente.

Las soluciones van llegando a la comunidad universitaria, sobre todo a medida que avanza el desconfinamiento, pero parece que, en lo que respecta a la teledocencia, el ideal aún está lejos, como apuntan los estudiantes. Una enseñanza a distancia, sin poder pisar las aulas, por el momento parece utópica : el propio rector de la USC, Antonio López, declaró que las universidades «no van a cambiar, ni deben, su vocación por la presencialidad ». Sin embargo, ante una situación de crisis como esta, parece que esa utopía es adonde deben apuntar, como han hecho hasta ahora, para tratar de paliar todo lo posible las innumerables dificultades surgidas y poder terminar el curso de la mejor forma posible.

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