José Luis Jiménez - Pazguato y fino
Unidad y compromiso
La foto de ayer tiene toda la pinta de acto de desagravio al candidato después del sonado plantón de Laxe y Touriño en su acto de proclamación
No me digan que no tiene un toque de sutil sarcasmo vender renovación en el seno del PSdeG y quedar a tomar café con dos jarrones chinos de la dinastía Ming como Fernando González Laxe y Emilio Pérez Touriño. La foto de ayer tiene toda la pinta de acto de desagravio al candidato después de que los dos expresidentes le dieran sonado plantón en su acto de proclamación. Así anda el PSdeG, remendándose los días pares mientras se descose los impares, recitando que no habrá sorpasso por más que las encuestas lo den por descontado. Es cierto que la suma Podemos+IU no tendrá efectos prácticos en Galicia porque los comunistas ya estaban incorporados a la Marea como socios fundadores, pero no hay que perder de vista si la ola nacional sobre la que parece surfear la nueva criatura de la izquierda radical tiene efectos añadidos en la Comunidad y aumenta su distancia con los socialistas, a los que ya adelantó el pasado diciembre.
Volviendo a la foto, que tiene su aquel. El mantra del oficialismo repetía que era la prueba del algodón de lo unido que está el partido con sus dos grandes referentes del pasado. Pues veamos. Pérez Touriño fue ese expresidente al que el propio partido enterró vivo en las vísperas de las autonómicas de 2009, cuando el día antes de las elecciones ya se asumía la derrota y entre algunos se repartieron la herencia. Alejado de la política, Touriño se entregó a la literatura y noveló su venganza ajustando cuentas en sus memorias con los que habían sido compañeros de gobierno y estrechos colaboradores. Eso es unidad.
González Laxe, por el contrario, siempre ha sabido ser más prudente. Quizás en un exceso de esa prudencia se vistió de San Pedro para negarle a Besteiro un puñado de veces la oferta que el PSdeG le hizo para que fuera el candidato a la alcaldía de La Coruña en 2015, un movimiento que —quién sabe— podría haber evitado la eclosión del populismo de la Marea. El expresidente no atendió al requerimiento de su partido, que era consciente de que con Mar Barcón iba al matadero. Eso es compromiso. Aunque si se le pregunta por este particular a Pilar Cancela es probable que diga que todo es falso. Pero ya se conocen sus malas relaciones con la verdad. El casting de Pedro Sánchez para sus futuros ministros no tiene desperdicio.