PENA MÁXIMA
Tres de los cuatro condenados a prisión permanente revisable mataron a niños para dañar a sus madres
En dos de los casos los pequeños eran sus propios hijos
El 31 de marzo de 2015 entró en vigor en España la prisión permanente revisable. Una polémica modificación del Código Penal ideada para casos de suma gravedad y que, desde su implantación hace ya tres años y medio, solo suma cuatro condenados. De ellos, tres asesinaron a menores para causar el mayor daño posible a sus madres . Así lo recogen las sentencias condenatorias, con muchos puntos en común y vinculadas todas ellas a los veredictos de jurados populares que entendieron que la prisión permanente era la pena más justa para estos criminales.
El primero en escuchar el fallo de boca de un juez fue David Oubel, conocido como el filicida de Moraña . A este pontevedrés se lo acusó de acabar con la vida de sus dos hijas , Amaia y Candela, de 4 y 9 años, con una sierra radial. La investigación corroboró que el crimen fue planificado y que Oubel eligió el último día de vacaciones con las pequeñas para encerrarse en su casa con ellas y matarlas «mirándolas a la cara» . Un día antes había remitido una carta a su exmujer en la que le avanzaba su venganza. Durante el juicio, celebrado en julio del 2017, el acusado reconoció los hechos y, sin apenas inmutarse, argumentó que «era una situación límite y en situaciones límites, tomas decisiones límites» . El fiscal del caso, tras exponer su crudo alegato y solicitar la primera pena permanente del país, rompió a llorar.
Habría que esperar más de un año, hasta septiembre de este 2018, para que un tribunal volviese a dictaminar una pena de esta magnitud. El protagonista de esta segunda condena a PPR fue un joven canario de solo 24 años que asesinó al abuelo de su novia aprovechando que la víctima había sufrido un ictus y no podía defenderse. El fallo recogió que Sergio Díaz es autor de un delito de asesinato con alevosía , ensañamiento y víctima especialmente vulnerable en atención a su discapacidad. Esta última condición abre las puertas, al igual que en el caso de los menores de 16 años o que en los crímenes con agresión sexual , a la petición de la pena máxima contemplada en el Código Penal español.
Poco tiempo después de que el fallo de la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife ayudase a asentar esta condena para los crímenes más salvajes e inexplicables, un joven acusado de lanzar al bebé de su pareja por la ventana se sentó en el banquillo de la Audiencia de Álava. Fue hace apenas un mes, en septiembre de este mismo año, cuando este profesor de música natural de Sevilla llamado Daniel Montaño reconoció haber lanzado a Alicia, de solo 17 meses, por la ventana. Se justificó diciendo que vio en ella «la semilla del mal» , pero los nueve integrantes del jurado popular tuvieron claro que Montaño no tenía sus facultades mermadas en el momento del crimen. Es más, la madre de la pequeña aseguró que Daniel las atacó porque no quiso mantener relaciones sexuales con él y reveló que antes de arrojar a la pequeña lo había intentado con ella.
Crimen del Día de la Madre
La última pena de carácter permanente de la breve historia de esta reforma penal en España se dictó este miércoles en la Audiencia provincial de La Coruña. Tras el fallo está Marcos Mirás, un padre que puso fin a la vida de su hijo de 11 años a paladas en un bosque por el que sabía que no pasaría nadie. Lo hizo el Día de la Madre de 2017 y tras enviar varios mensajes amenazantes a su exmujer en los que la advertía de que «todo en esta vida tiene un punto y final... el problema es que nos guste a todos» . Como en los casos precedentes, la defensa del filicida también se encomendó al trastorno mental para justificar un asesinato incomprensible. Pero los psiquiatras desmontaron su estrategia y manifestaron que Mirás era plenamente consciente de lo que estaba haciendo cuando montó a Javier en el coche, lo hizo bajar en un paraje apartado y lo apaleó en la cabeza en distintas ocasiones hasta provocarle la muerte. Después, trató de cavar un hoyo , pero como la tierra estaba muy dura optó por dejar al pequeño tendido en el suelo e irse a la habitación del hotel que había reservado. Al día siguiente, tras su detención, llevó a los agentes hasta el lugar exacto. Una de las presentes en la escena recordó la frialdad con la que Mirás actuó cuando encontraron al niño.
Para la abogada penalista Rocío Beceiro, representante de la asociación Clara Canpoamor por los derechos de los menores, el debate en torno a la pena máxima se basa en decidir en qué tipo de sociedad queremos vivir. «Es cuestión de preguntarnos si queremos estar en una sociedad donde pasado un tiempo, se haya rehabilitado o no esa persona, la vamos a poner en la calle con nuestros hijos», expone. Como principal abanderado contra la derogación de la PPR, el padre de Diana Quer apoya el argumento e insiste en que «éste es el momento de hacer justicia con rigor, de dictar condenas con penas de cárcel ajustadas a la gravedad del delito cometido y de evitar que peligrosos criminales salgan a la calle mientras continúen siendo un peligro para nuestras hijas e hijos». Más de 2.800.000 personas apoyan su lucha en la plataforma Change.org.
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