Tigres-Leones

Las redes sociales y las nuevas formas de comunicación política tienen sus pros y sus contras. El acceso a la información es más fácil y ha mejorado la interlocución con los políticos, pero no todo es bueno, en el otro lado de la balanza está el riesgo de banalización e infantilización de la política. En 140 caracteres lo único que cabe son ideas generales, prejuicios y ataques al adversario. Ni rastro de la profundidad que merecen las cuestiones importantes, y así se explica que puedan colar ciertos programas. La búsqueda del bien común se sustituye por la de «lo nuevo· como si fuese un valor absoluto, sin evaluar si es peor o mejor de lo que teníamos.

La publicidad política está cada vez más cercana a la de los productos comerciales y hay que reconocer que en esto las nuevas fuerzas llevan ventaja. No tienen reparo en vender presidentes como si fuesen muebles baratos o en preparar a sus candidatos más para los debates que para la gestión pública.

Aquí en Galicia el domingo nos jugamos miles de empleos, y no hablo sólo de políticas económicas más o menos afortunadas, sino de la intención de algunas fuerzas políticas de cerrar centros de trabajo. Si gobierna Podemos le diremos adiós a Ence en Pontevedra y a Reganosa en Mugardos, en este último caso con repercusiones también para la central de ciclo combinado de As Pontes.

Al polo de investigación de Rozas, en Lugo, le pondrán todos los peros que puedan y pasarán por la trituradora los proyectos de autovías: la A-57- alternativa a la AP-9- y la futura de Ponferrada a Orense. Su posición es tan extremista que incluso se han opuesto al crecimiento de la Citröen en Vigo.

Las elecciones no son un Madrid-Barça o un Tigres contra Leones. La pasión política está muy bien, el ingenio en las redes sociales puede ser muy divertido, pero la falta de sensatez siempre se acaba pagando. El día 27 se acabaron los anuncios y va a tocar evaluar la calidad de la mercancía que compramos, y ojo, sin derecho a devolución.