José Luis Méndez Romeu - OPINIÓN
Un teatro para Valle-Inclán
No estamos tan sobrados de nombres reconocidos internacionalmente como para seguir obviando que uno de los más relevantes
Solo nuestra acomplejada relación con la cultura puede explicar que Valle-Inclán, uno de los más grandes autores del siglo XX, no haya tenido reconocimiento alguno en su lugar natal, Galicia. Pese a que varias de sus obras están ambientadas aquí, su teatro apenas ha sido representado y su recuperación siempre ha venido de fuera. Entre las razones
Saducidas, la más conocida es que su obra ha sido escrita en castellano, lo que parece colocarlo en el nicho de quienes han escrito en inglés, islandés o en suajili, lenguas poco conocidas en este rincón de Europa.
Recientemente se han cumplido los 80 años de su fallecimiento, pasando su obra al dominio público y permitiendo el estreno de sus obras por el Centro Dramático Galego, organismo de la Xunta de Galicia. Naturalmente, previa traducción al gallego. La Xunta parece sostener que los ciudadanos no podían entenderlo en su versión original. Como sostiene que los telespectadores no deben ver las películas televisivas en versión original subtitulada, práctica habitual en Europa, sino debidamente traducidas, extraña decisión que solo beneficia a los traductores.
Traducido o no, Valle-Inclán sigue alejado de Galicia. Con más de veinte obras dramáticas, apenas es representado. Ni se ha reclamado el concurso del Estado, a través del Ministerio de Cultura, para su promoción. La cultura en Galicia ha sido abandonada progresivamente por la Xunta, recortando drásticamente sus propios recursos y, de forma incomprensible, renunciando a los del Ministerio. Un ejemplo, la administración central patrocina una veintena de festivales en distintas comunidades autónomas (Cataluña, País Vasco, Andalucía, Valencia, Extremadura, Castilla, etc.) pero ninguno en Galicia. Otro ejemplo, el Centro Coreográfico Galego, prácticamente asfixiado y que pese a su ambicioso nombre apenas dispone de recursos.
La potencia dramática de Valle-Inclán, justificaría especializar un teatro en su obra, incluso con compañía propia y sin perjuicio de una programación más amplia. Pues todas sus producciones podrían ser vistas en gira en los distintos teatros gallegos y siendo un autor apreciado por público y crítica, serían exportables a otros circuitos externos.
Más ambición
Existiendo hoy suficientes espacios escénicos, muchos de ellos con público creado y por otra parte, contando con la Escuela Superior de Arte Dramático que forma profesionales altamente cualificados, se dan las condiciones para proyectos culturales de mayor ambición.
No estamos tan sobrados de nombres reconocidos internacionalmente como para seguir obviando que uno de los más relevantes, sorprendentes y modernos autores, tomó como base para varias obras a personajes del país de la misma forma que representó de forma inolvidable el régimen de la Restauración.