Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN

Con Suárez empezó todo

Lo que nació como un tinglado de Podemos está a punto de convertirse en un zafarrancho entre colegas

Algún día habrá que hacer justicia y reconocer la ingente aportación de Adolfo Suárez a la provisión de cuadros, tácticas, ideas y estilos de los partidos políticos que discurren por la historia de nuestro país desde los albores de la transición a nuestros días. Porque no se trata solamente del hecho de que sus cabezas directivas y sus comandos de fontanería procedan de las fecundas canteras suaristas (UCD, CDS y otras centralidades vaporosas) sino también de la evidencia de que en el suarismo está la fuente inextinguible de la que emanan muchas de las proclamas que hacen suyas quienes hoy se nos presentan como redentores dispuestos a mostrarnos el camino del Paraíso. De aquellas posiciones nacidas en la Secretaría General del Movimiento y asentadas en el justo medio aristotélico queda hoy la vigencia de vicios heredados de entonces y que fueron señal identificativa del principal hallazgo suarista: el suicidio por fragmentación.

Lo recordarán sin duda los lectores de cierta edad: se produjo primero la autovoladura de UCD, auspiciada por los Alzaga, los Rodríguez de Miñón y otros pajaritos, y luego la del CDS y subsiguiente jubilación del padre de la criatura, consecuencia directa del recuento de sufragios. Pues bien, henos aquí otra vez ante los efectos de la subdivisión aplicada a las congregaciones políticas. Ni siquiera aquel entusiasmo unitario que en las acampadas del 15-M de 2011 consiguió meter en el mismo saco a los indignados discípulos de Stéphane Hessel, la señora Bescansa y a la niñera de su hijo, y que llegó a ganar para el populismo alcaldías importantes (La Coruña, Santiago, Ferrol) y escaños parlamentarios, ni siquiera todo ello, decíamos, fue capaz de sustraerse al atractivo suicida de la atomización. El caso gallego es paradigmático: lo que nació como tinglado apendicular de Podemos está a punto de convertirse en un zafarrancho entre colegas. Etiquetados de Compromiso por Galicia, Lugonovo, Anova, Espazo Ecosocialista, Compostela Aberta, Marea Atlántica, Ourense en Común y otros microemblemas, los pacíficos apóstoles del eslogan «Democracia real ¡Ya!» se han echado al monte no solo contra la iglesia matriz, sino contra su propia capilla. Del resultado de esta refriega darán cuenta los periódicos el 26 de septiembre. Será una lectura aleccionadora y divertida.

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