Salud
«Sin programas de cribado no vamos a poder reducir la alta mortalidad por cáncer de pulmón»
«Ahora el 85% se nos mueren; podríamos detectar más casos iniciales y salvar vidas», sostiene el doctor Luis Seijo, en Santiago, donde un comité científico consensuará una propuesta de plan nacional para el control periódico de población de riesgo
El cáncer de pulmón mata más que el de mama, colon y próstata juntos. Es en la actualidad el tumor más letal y afecta a más de 20.000 personas cada año en España. Su tratamiento se complica por la tardía aparición de síntomas, lo que conlleva en demasiadas ocasiones un diagnóstico en fases avanzadas, con bajas expectativas de éxito terapéutico.
Estrechamente ligado al consumo de cigarrillos, los planes contra el tabaquismo son un arma fundamental en la lucha contra esta enfermedad, si bien, el mantenimiento prolongado incluso en la población exfumadora de las secuelas y riesgos asociados al consumo pasado aconseja la introducción de herramientas complementarias, que faciliten el diagnóstico precoz y multipliquen las oportunidades de supervivencia de los pacientes. La nueva evidencia obtenida en Europa sobre la eficacia y eficiencia de planes de cribado basados en pruebas de imagen anuales para población de riesgo (fundamentalmente personas con un consumo importante de tabaco que ya han cumplido los 50) empuja a los especialistas a reclamar a las administraciones sanitarias la puesta en marcha de un sistema ordenado de control periódico para la población con mayor riesgo , similar a los planes de mamografías que ya funcionan entre la población femenina para el cáncer de mama o a las pruebas de sangre oculta en heces que se utilizan para facilitar la detección precoz del cáncer colorrectal. «Queda mucho por hacer, incluyendo la deshabituación tabáquica a gran escala, pero sin programas de cribado no conseguiremos reducir la alta mortalidad causada por el cáncer de pulmón en nuestro país», sostiene el doctor Luis Seijo, codirector del Departamento de Neumología de la Clínica Universidad de Navarra. «Ahora el 85% de los pacientes se nos mueren» , apuntó Seijo este jueves en Santiago, incidiendo en la «posición privilegiada» de España por la fortaleza de su sistema público de salud para liderar en Europa la puesta a punto de un programa sólido de cribado contra el cáncer de pulmón.
Con el objetivo de transmitir a las autoridades sanitarias una propuesta firme de la comunidad científica al respecto, hoy mismo, en el marco del 52 Congreso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) , se reunirá en la capital gallega un Foro Autonómico para el Cribado del Cáncer de Pulmón , en el que consensuar los requisitos y características que debería reunir un plan nacional de cribado.
La propuesta, indica Luis Seijo, tendrá en cuenta la nueva evidencia aportada a nivel europeo por el ensayo Nelson, presentado en el último congreso de la Asociación Internacional para el Estudio del Cáncer de Pulmón, y que confirma datos anteriores obtenidos en Estados Unidos. El ensayo norteamericano NLST, apuntó Seijó, observó una reducción del 18% de la mortalidad mediante la realización de un TAC de baja intensidad anual en mayores de 55 años y con un consumo de tabaco de al menos un paquete diario durante 30 años . Todo ello, indicó, a pesar de lo restrictivo de los criterios, que dejan fuera, matizó, al 50% de las personas que han terminado desarrollando un cáncer de pulmón. En el caso del último estudio europeo, que englobó a personas desde los 50 años y con un consumo de tabaco menor, se constató una reducción del 26% de la mortalidad en hombres tras diez años de seguimiento , un dato que fue superior para la población femenina. «Podríamos detectar más casos iniciales y salvar vidas», indica el especialista, destacando cómo el 50% de los cánceres de pulmón detectados con TC de baja intensidad en el estudio Nelson se encontraban en fase inicial en comparación con la ausencia de cribado, donde un 75% de los casos se detectan en fases avanzadas de la enfermedad.
El coste de la prueba, indica Seijo, rondaría entre los 50 y 100 euros por TC de baja intensidad y representaría el 75% del coste total de organización del programa. La clave, apunta, estriba en la buena interpretación de las imágenes obtenidas, y en el entrenamiento de los especialistas que interpretarán las pruebas, para evitar actuaciones sobre nódulos falsamente sospechosos.
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