Juicio en La Coruña
«El secuestro se complicó porque apareció la persona que no era»
El presunto líder de la banda que raptó a un maderero dice que «Abel pudo escapar»
El testimonio de los hermanos Mejuto , presuntos cabecillas de la banda acusada de secuestrar a un maderero de Cambre en enero del 2014 por una deuda de 12.000 euros, copó la primera sesión del juicio que arrancó ayer en la Audiencia Provincial de La Coruña. En el banquillo de los acusados se sentaron los ocho procesados, a los que se les culpa de retener a Abel Diéguez durante seis días en una chabola de Lalín de la que fue rescatado por un grupo especial de la Guardia Civil. A preguntas de la fiscal del caso, Jesús Mejuto reconoció haber participado en la detención del empresario, al que obligaron a entrar en el maletero de un vehículo después de cercarlo y amenazarlo a punta de pistola. Sobre cómo se desarrollaron los hechos —que dejaron un importante trauma psicológico en la víctima— el primero de los hermanos relató que «lo que queríamos era darle un susto por lo que le hizo a papá... pero la cosa se lió ».
El «lío» al que Jesús Mejuto se refirió en su declaración ante el Ministerio Fiscal acabó con el maderero equivocado sobre un colchón infecto y con un cubo para sus excrementos al lado. Tanto Jesús como su hermano José Manuel reconocieron ayer que el objetivo era Jorge , pero el que apareció en la cita fue Abel y siguieron adelante con un plan que se gestó «en varias reuniones, con vino y aguardiente, que fueron una fiesta». El testimonio del primero de los acusados dejó claro que la banda actúo por instinto, sin un plan determinado. «Lo que queríamos era coger a Jorge y darle unas cachetadas porque amenazó a papá. Era un susto que le íbamos a dar todos», anotó ante el tribunal. E insistió: «Ni siquiera sabíamos a dónde llevarlo, fuimos al primer sitio que se nos ocurrió» , dijo sobre la primera noche en Caldas de Reis. De ahí, el hombre fue trasladado a Lalín. El chófer del coche iba a cobrar, en palabras de Mejuto, cinco mil euros por el trabajo. Los dueños de la casa, por su parte, se embolsarían tres mil euros como entrada y mil por cada día que Abel pasase retenido en su caseta.
Atendiendo al relato que Jesús Mejuto ofreció ante el abogado de la acusación, la «lista» que lo ideó todo fue su cuñada Isabel , a su vez hija de los dueños de la vivienda. Preguntado sobre por qué el resto de implicados siguieron adelante con el plan pese a que se les estaba yendo de la manos, Mejuto fue tajante: «Todo el mundo estaba de acuerdo porque todo el mundo quería cobrar . Y quien diga lo contrario miente». El procesado se refiere a un supuesto pacto por el que él y su hermano se embolsarían a partes iguales los 70.000 euros del rescate que pidieron a la familia del secuestrado . De ahí saldría también el dinero para pagar al chófer y los dueños de la chabola. El único que no se llevaría nada sería Ramón Mosquera, un agente jubilado que Jesús Mejuto describió como «un pobre diablo enfermo».
«No se fue porque no quiso»
Para conseguir su propósito y cobrar la cuantiosa recompensa, la banda envió varios mensajes a la esposa de Abel Diéguez. En uno de ellos —que «posiblemente» Mejuto escribió— se le decía que «si solo has logrado juntar 15.000 euros, guárdatelos para el entierro» . En la misma línea, la fiscal apuntó que el maderero fue amenazado con amputarle los dedos. Mejuto lo negó y sostuvo que el secuestrado fue bien tratado en todo momento. «La primera noche le dimos vino y pulpo y también comió cocido. Le dábamos de comer cuatro veces al día». Tanto fue así que el presunto jefe de la banda llegó a afirmar que «Abel no se fue porque no quiso» .
Las amables circunstancias a las que Jesús aludió durante su declaración se disiparon cuando su hermano tomó la palabra. En opinión de José Manuel, «todos tenían miedo de él [por su hermano] y nadie se atrevía a hacer nada que él no autorizase». «Odia a los animales y los descuartiza. Yo estaba seguro de que iba a matar a Abel y de que lo iba a descuartizar» , afirmó ante la sala para después justificarse. «Sabía lo que estaba pasando, pero no tuve el valor suficiente...». Hoy declararán el resto de imputados en el caso, que se enfrentan a entre 10 y 13 años de prisión.
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