La ruta de piedra y agua donde Rajoy se «olvida» de La Moncloa
Las caminatas del presidente del Gobierno en sus escapadas a Galicia se han convertido en un clásico y han popularizado una senda hasta hace unos años poco conocida
Al borde del río Armenteira, cuya fuerza dibuja a su paso espectaculares cascadas y hace girar los molinos, discurre la Ruta de la Piedra y del Agua que encandila a Mariano Rajoy y que se ha convertido en una cita ineludible para el presidente del Gobierno en todas y cada una de sus escapadas a Galicia . En la zona todos reconocen la popularidad que ha imprimido su presencia al sendero, hasta hace un par de años desconocido y que desde entonces suma adeptos. Sus caminatas de cerca de una hora, acompañado por su fiel escudero José Benito Suárez , presidente de la Autoridad Portuaria de Marín y marido de Ana Pastor , son ya un clásico en las fechas señaladas. Sin ir más lejos, el viejo camino que los romeros recorrían el lunes de Pascua para llegar hasta el monasterio de Santa María da Armenteira fue su elección para despedir el año.
Sin más ruido que el discurrir del agua y en ocasiones, pocas, el resonar de los cascos de los caballos, la ruta transcurre por los márgenes del río a su paso por los municipios de Ribadumia y Meis, en la comarca pontevedresa de O Salnés. Un recorrido que arranca en la rotonda de Barrantes y atraviesa caudal arriba las parroquias de San Martiño de Meis y Santa María de Armenteira para finalizar en un valle umbroso de bosques fecundado por las aguas que acoge y protege la abadía cisterciense de Armenteira. Una joya arquitectónica de los siglos XVI y XVII, de estilo renacentista y barroco, donde reside una comunidad de monjas, procedentes del monasterio de Alloz (Navarra), pertenecientes a la citada orden.
De la construcción primitiva, la misma que inspiró a Ramón María del Valle-Inclán para completar los 14 poemas que componen «Aromas de Leyenda» y cuya reconstrucción abordó la asociación Amigos de Armenteira, fundada por el hijo del escritor vilanovés junto a un grupo de amigos, poco queda en pie salvo la iglesia románica levantada por su primer abad en el año 1167. Es el punto cultural más importante de la ruta.
Arquitectura religiosa
Dividida en tres tramos, el recorrido de esta senda abarca unos siete kilómetros que pueden completarse en dos horas y cuarto de media. Un entorno natural lleno de lavaderos, fuentes y arquitectura religiosa y salpicado de molinos -en los que tradicionalmente se molía maíz, centeno, trigo y avena- que como los de Serén en Meis, un espacio sorprendente y perfectamente rehabilitado con el monte Cabeza de Boi como telón de fondo, dirigen los pasos hacia la «Aldea Labrega». Se trata de la recreación en piedra granítica de la vida rural gallega de principios del siglo XX, con todos los elementos tradicionales, iglesia, horno, crucero y animales domésticos. Un conjunto escultórico, de visita obligada, realizado íntegramente por la Escuela de Canteros de la Diputación de Pontevedra.
En las cercanías de la ruta, en Meis, se encuentra la playa fluvial de Paradela, de la que es también un habitual el presidente Rajoy. Un rincón tan idílico como escondido, aunque muy conocido entre los senderistas. No es de extrañar ver por la zona gente montando a caballo y aficionados a la pesca, pues el río Umia es reconocido por su riqueza en truchas. Un entorno salvaje que lo convierte en uno de los mejores destinos por descubrir en la Comunidad.
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