Román Rodríguez: «No tiene sentido el acceso de profesores que no sepan gallego, igual que si no saben castellano»

«Todos queremos tener los mejores docentes posibles; la cuestión es cómo lo hacemos, y afortunadamente ya estamos hablando de ese cómo», mantiene el titular de Educación sobre la revisión del modelo de formación en marcha

El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, durante su conversación con ABC MIGUEL MUÑIZ

ROCIÓ LIZCANO

A finales de enero, el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, aprovechaba su presencia en Santiago en la convención de educación del PP para proponer una actualización del modelo de formación y acceso a la profesión docente a la imagen del sistema de residencia que siguen los profesionales médicos. La medida no era nueva, pero sí el contexto, la oportunidad y su engarce en los trabajos que se siguen en las Cortes de cara a la consecución de un Pacto Educativo. La iniciativa no coge a Galicia desprevenida, más bien al contrario, con una guía publicada sobre la mejora de la formación docente y las competencias profesionales requeridas fruto del trabajo coordinado con los decanos de las facultades de Ciencias de la Educación y Formación del Profesorado de las tres universidades gallegas. Se ha abierto el melón de la actualización del modelo de formación docente y el conselleiro insta a no tener miedo: «Es un proceso que lo que busca es mejorar, no poner el acento en nadie ni señalar a nadie», afirma Rodríguez.

—La propuesta del MIR educativo no gusta a los sindicatos docentes, cansados, dicen, de que se focalice sobre las supuestas carencias de los profesionales los problemas del sistema educativo. ¿Son realmente las actitudes o aptitudes del profesorado un campo urgente de mejora?

—Creo que todos, las organizaciones sindicales, la administración, la sociedad en su conjunto, queremos tener los mejores profesores posibles, la cuestión es cómo lo hacemos, y afortunadamente estamos ya hablando de ese cómo. Y en este proceso nadie tiene que tener miedo. Es una dinámica en positivo, un proceso que busca mejorar, no poner el acento en nadie ni señalar a nadie. Galicia y España en los últimos años han experimentado una notable mejora en todos los indicadores, tanto de equidad como de calidad educativa, y eso es gracias al trabajo constante de nuestros profesores. El principal recurso de una educación de calidad y equitativa es siempre el trabajo del profesorado. Pero tenemos que aspirar siempre a mejorar, y eso es lo que se plantea y se plantea como un continuo, desde el propio acceso a las facultades de formación del profesorado, pasando por la formación que los futuros profesores reciben en las facultades o en el máster docente para Secundaria, pasando también por la prueba de acceso a la función pública —que es de lo que estamos hablando, como algo semejante al MIR, con una carga práctica muy potente que de algún modo estimule la mejora formativa de los profesionales—, y siguiendo por los planes de formación continua adaptados a las necesidades de nuestro sistema educativo.

—Usted se ha pronunciado ya a favor de adecuar la oferta de plazas de formación docente a la capacidad de absorción de graduados del mercado de trabajo. ¿Cuál es actualmente el desfase en Galicia?

—Es importante que no haya un desfase muy elevado entre los alumnos que entran en las facultades y los alumnos que tienen una colocación objetiva en el mercado, tanto en el sistema público como en el concertado y privado. Obviamente hay que hacer los cálculos —aún no los tenemos— pero no sólo es una cuestión de números, sino también de ver qué aptitudes pueden tener esos profesores y, una vez que estén dentro del sistema, cómo les transmitimos las mejores competencias y las mejores destrezas para desarrollar mejor su trabajo.

—A falta de cálculos exactos, ¿la oferta formativa en Galicia está muy lejos de amoldarse a las oportunidades de colocación?

—En este momento el número de graduados que salen es muy superior al número de profesionales que tienen acomodo directo en el sistema educativo y esto no es positivo. Ajustar el número a la capacidad real de absorción se traducirá en una formación con mayor capacidad de empleo que generará un mayor prestigio de la profesión. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que la formación superior es un proceso largo y costoso en el que las familias concentran muchísimos esfuerzos económicos y vitales y que merece una expectativa laboral homologable al esfuerzo realizado. Si tenemos una enorme bolsa de personas que no pueden tener acomodo en el mercado profesional pues es una frustración individual y colectiva que debemos evitar. Se trata de que las personas que acceden vean compensado su esfuerzo y se trata también de captar a los mejores.

—También se ha mostrado partidario de revisar los sistemas de retribución para compensar el esfuerzo personal en formación continua o innovación. ¿El sistema actual deja en manos del voluntarismo o de la implicación personal de cada docente la necesidad de reciclaje?

—Hasta el momento los estímulos económicos son puramente biológicos, trienios ligados a la antigüedad. Creo que es muy positivo que se estimule una formación continuada del profesorado, y que aquellos profesores y aquellos maestros que más implicados están, que más apuestan por su formación para repercutir en la mejora de la experiencia de sus alumnos, en temas de innovación, de atención a la diversidad, etc merecen una respuesta acorde a su esfuerzo. Por eso defendemos un sistema de estímulos para mejorar constantemente la formación del profesorado, que eso revierte en el alumnado y por extensión en la sociedad. Obviamente, son cuestiones que tienen que regularse a nivel estatal.

—Han anunciado una OPE de más de dos mil plazas. ¿Cómo han encajado las plantillas gallegas los años de límites a la reposición de jubilaciones inferiores al 100%?

—Galicia es hasta el momento la comunidad autónoma con mejor ratio de alumnos por profesor (en torno a 10 alumnos por docente), y tiene también la mejor tasa de interinidad del Estado, en torno a un 12%, cuando la media ronda el 20% y roza el 30% en algunos territorios. Con los límites a la reposición que en los primeros años de la crisis impuso el Gobierno socialista no se podían hacer funcionarios, pero si había necesidad de un profesor, se contrataba como interino. En el sistema educativo no puedes no prestar el servicio, por eso en los últimos años creció la tasa de interinidad, y por eso ahora, en esta situación económica más favorable, se va a reducir progresivamente. Galicia siempre agotó la tasa de reposición permitida y siempre demandó que la tasa fuese lo más amplia posible. Siempre se cumplió el catálogo educativo, hecho por cierto en 2007, en un momento de bonanza, en el que se fija el número de profesores requerido en función de las características del alumnado y de los centros, y siempre fuimos la comunidad con menos alumnos por profesor y la autonomía con menor tasa de interinos. Este año sacamos una oferta de empleo público enorme; más de dos mil plazas, respondiendo por un lado a las necesidades de reposición de efectivos y, por otro, al acuerdo con cuatro sindicatos educativos para reducir la tasa de interinidad en torno a un 6% aproximadamente.

—Sindicatos y oposición cuestionan la realidad de las ratios de alumnos por profesor por no computar al alumnado repetidor. ¿Cuál es la razón para no hacerlo?

—Tiene que ver con la propia planificación del sistema educativo, porque no hay capacidad de saber en las previsiones de matrícula cuándo va a entrar un alumno repetidor. Se hace en todas las comunidades autónomas prácticamente idéntico y siempre dentro de los márgenes legales establecidos, por cierto por la LOE, que es una ley socialista, y que fijan un número máximo de alumnos por aula y un diferencial justificado de un 10%.

—C’s propone que las lenguas cooficiales sean mérito, no requisito en el acceso a la función pública. ¿Concibe un sistema de acceso a la docencia en Galicia en el que el conocimiento de gallego no fuese exigido?

—No tendría sentido, igual que tampoco lo tendría contar con docentes que no conociesen el castellano. Que haya dos lenguas cooficiales no es un problema, sino una oportunidad y en una comunidad, en una nacionalidad histórica como Galicia, en la que tenemos dos lenguas cooficiales, pues los que nos dedicamos a la función pública tenemos que conocerlas y manejarlas. El problema no es la lengua sino el uso que algunos, desde distintos bandos, quieren hacer de ella como un elemento diferencial desde el punto de vista político. Tanto el Estatuto como la Constitución nos definen como una sociedad con dos lenguas cooficiales y obviamente tenemos que mantener esa cooficialidad en todos los ámbitos. Nosotros tenemos un buen sistema, basado en el equilibrio, en el respeto y en la diversidad, que se traduce además en un conocimiento prácticamente de pleno dominio de las dos lenguas oficiales, el mayor de todas las comunidades autónomas, por encima de Cataluña y de País Vasco. Cuando evaluamos los indicadores de competencias lingüísticas tenemos unos índices de comprensión lectora de los más elevados de España y a la altura de los países más avanzados de Europa, y todo esto en un proceso de potenciación del inglés a través de la estrategia Edulingue.

—Se dan cifras del aumento de centros plurilingües, secciones bilingües, auxiliares de conversación... pero ¿se está constatando una mejor competencia en inglés del alumnado?

—Todos los indicadores que miden la mejora de la competencia en inglés son positivos. Estamos caminando en la buena línea.

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