Luis Ojea - CUADERNO DE VIAJE
Los restos del naufragio
Ese es el cuadro que entre todos dibujaron este 25 de julio. Una izquierda alternativa quebrada, peleándose por los restos del naufragio. Y al fondo de la escena, un rancio BNG, anclado en el sectarismo de la U
Callejear por Santiago este pasado 25 de julio podía resultar muy pedagógico. Podías encontrarte a la vuelta de cada esquina una de las múltiples fiestas o manifestaciones organizadas por la izquierda nacionalista y/o rupturista. Cada facción con su pantomima. Una escenografía que en sí misma es muy reveladora y describe a la perfección el estado actual de ese universo, cada vez más fracturado y caótico.
Han conformado un submundo alternativo en el que nada es permanente salvo el dogmatismo del Bloque. Lo evidenció la pastoral que publicó estos días el coronel Rodríguez. Y que, obediente como siempre, Ana Pontón ejecutó en la Quintana. Fiando una vez más el destino de la organización a que la marea implosione.
Y parece que no tardará mucho la ignición. El propio Beiras dio esta semana por fracasado el experimento. Pero es cierto que nada de lo que diga el patriarca es definitivo. Tiene ya un largo historial de traiciones y contradicciones a sus espaldas, aunque ahora está en una fase vital especialmente voluble. Hace menos de un año designó heredero a Villares y ya ha cambiado el testamento.
En realidad, la capacidad de lealtad en ese universo ha sido siempre nula. Llevan años moviéndose al compás de miserias, odios y tacticismos. De ahí que sea impredecible hacia dónde va a girar cada uno de los caudillos de los cacicatos que conviven en En Marea. Ni siquiera ellos saben hoy en día cuántas marcas blancas de ese mundo competirán entre sí en las próximas municipales.
La clave de bóveda de la implosión puede ser la pretensión de Podemos de presentarse a los comicios con sus propias siglas. Ese es el camino que vino a mostrar Monedero esta semana a Galicia. Y en el que le acompañará IU, una organización zombi que Yolanda Díaz ha liquidado por completo.
Rota la coalición, quedaría por ver quién se queda con la marca de En Marea. De ahí las oscuras maniobras de Xulio Ferreiro, el último viraje de Anova o los absurdos tejemanejes de Villares para atornillarse al cargo.
Ese es el cuadro que entre todos dibujaron este 25 de julio. Una izquierda alternativa quebrada, peleándose por los restos del naufragio. Y al fondo de la escena, un rancio BNG, anclado en el sectarismo de la U, esperando para lanzar las redes.