Luis Ojea - CUADERNO DE VIAJE
Responsable universal
El sector primario gallego está tan acostumbrado a que la administración lo riegue con subvenciones
Paren las rotativas. Los viticultores gallegos reclaman ayudas públicas porque las heladas de la semana pasada dañaron sus cosechas. «Y también dos huevos duros», añadirían los Hermanos Marx para completar el delirio surrealista.
En algún punto esto se nos ha ido de las manos. Es la consecuencia de permitir que se considere al Estado responsable universal de todo lo que sucede. Si llueve porque llueve y si no también porque hay sequía. El caso es que la administración se haga cargo de nuestras desgracias. Pues no. Socializar las pérdidas privadas es perverso siempre. Y además un error garrafal. Sea saneando con dinero público las entidades financieras y rescatando las inversiones fallidas en preferentes o sea indemnizando viticultores que pierden parte de su producción por un episodio de meteorología adversa.
Porque para más inri este sector cuenta con un instrumento específicamente diseñado para protegerse de este tipo de eventualidades, los seguros agrarios que, además, ¡oh, sorpresa!, están subvencionados. La administración no es responsable de que haya quien decidió ahorrarse cuatro duros ni de que haya heladas. Ni siquiera de que aparezcan plagas que afecten a determinados cultivos, que también para eso hay ayudas.
Ya puestos, el señor que tiene la frutería de la esquina está compungido porque los vecinos del barrio no han comprado plátanos esta semana y la mercancía se le ha estropeado. ¿No habrá una ayudita para él? ¿No? Pues es tan de Dios como los viticultores. Y como él muchos otros colectivos que estarían encantados de que la administración les compensase los números rojos de su balance. Pero claro, algunos no son de esos sectores a los que pase lo que pase siempre se acaba amparando, no tanto por su dudoso carácter estratégico sino por su capacidad de presión.
El sector primario gallego está tan acostumbrado a que la administración lo riegue con subvenciones y adopte todo tipo de ineficaces medidas de intervención contra el libre mercado para supuestamente protegerlo que se creen ahora en el derecho de reclamar que los demás ciudadanos les compensemos también las pérdidas sufridas por unas heladas fuera del calendario habitual. Pues no. En algún momento debemos aprender a autorresponsabizarnos de nuestros actos y dejar de pretender que venga «papá Estado» a solucionarnoslo todo.