FUNERAL INSTITUCIONAL
Réquiem final por Gerardo Fernández Albor
Casado niega la derechización del partido y Feijóo le ofrece su «opinión» y su «apoyo incondicional»
Alberto Núñez Feijóo recibió hace meses una llamada de teléfono que era en realidad un «testamento oral». Al otro lado de la línea le hablaba el primer presidente electo de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, para trasladarle una última voluntad, casi un mandato: a su muerte, debía celebrarse un funeral en la Catedral de Santiago , en su templo, en su ciudad, al final del Camino que vertebra Europa. Y así fue. Once días después de fallecer a los cien años de edad, el político recibió ayer un último réquiem por una vida de servicio a Galicia, a la cohesión de España, y al desarrollo del proyecto europeo.
El hombre que llegó a la política por casualidad después de haber sido de todo —cirujano, aviador, intelectual— hizo compatibles aquellas tres convicciones con la debida lealtad a su partido. El PP le lloró en el congreso del pasado sábado y volvió a hacerlo ayer, con la presencia en Santiago de su nuevo líder, Pablo Casado, o de la presidenta del Congreso, Ana Pastor.
El recién entronizado presidente popular estrenó agenda en Galicia para rendir tributo al «gran humanista», al presidente austero, y para ofrecer su admiración por la principal obra política de Albor: el «galleguismo inclusivo» del que hoy beben Feijóo y el PPdeG, trampolines de Casado en su llegada a la cúspide de la calle Génova . «Quiero tenerlos cerca» , enfatizó a su llegada a la Catedral.
Porque en Casado insiste en querer hacer un sitio a todos dentro del nuevo PP. En una nueva versión del discurso del «todos juntos», tendió la mano al sector «sorayista» derrotado en el congreso y aclaró que el rearme ideológico de la formación no era tanto un regreso a las esencias de la derecha, como una recopilación de «ideas tranversales» . La unidad de España, la honestidad, la defensa de la familia, la libertad individual y el apoyo a las víctimas del terrorismo «son cinco principios que suscribirían muchos votantes de izquierdas», matizó.
A su lado escuchaba Feijóo. En esta ocasión no reiteró —como viene haciendo en las últimas horas— que «probablemente» se hubiese presentado a la carrera por el PP si no tuviese un mandato que agotar en Galicia, pero sí le ofreció a Casado su opinión, «si me la pide y en aquello en lo que pueda aportar». «El presidente lo que necesita es apoyos, y el mío lo tiene de forma incondicional» , zanjó el barón popular.
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