José Luis Jiménez - Pazguato y Fino
El relato
Once años después de los fuegos de 2006, gobierno y oposición repiten cada uno sus guiones
En estos tiempos de información exprés y opiniones en un puñado de caracteres, se ha impuesto el concepto del «relato», que viene a ser la versión de la realidad que gana más peso a ojos de la opinión pública. En la crisis de los incendios que venimos de sufrir en Galicia hace apenas diez días era pertinente ponerla delante del espejo de lo que se hizo y dijo en 2006, el antecedente inmediato. Los resultados merecen un comentario.
Entonces como ahora los gobernantes emplearon el concepto del «terrorismo incendiario», coquetearon con la tesis de las supuestas tramas incendiarias y aparecían testimonios de ciudadanos que denunciaban falta de medios o descoordinación en los operativos. Si los partidos que gobernaban entonces —PSOE y BNG— censuraban al PP que se valiera de estos elementos para la crítica política, ¿por qué incurren ellos en la misma táctica once años después? ¿Está legitimado para pedir dimisiones quien no las consintió en unas circunstancias cuantitativamente peores?
Es incluso políticamente entendible que el PP quisiera hacer pasar al bipartito por las horcas caudinas de la crítica en la calle y en los medios después de lo que sufrió —social, electoral y mediáticamente— con el «Prestige», y que los incendios de 2006 fueran su particular ajuste de cuentas. En el seno del bipartito, sus responsables experimentaron lo que desgasta ese tipo de erosión. Lejos de aparcarla, la retomaron cuando regresaron, elecciones mediante, a la fría oposición.
Este es, y no otro, el debate de fondo que se está perdiendo aquí. Podemos seguir repitiendo los papeles de gobierno y oposición sin importar el color de uno y otra ad infinitum. O podemos intentar aparcar esas diferencias y construir algo positivo en lugar de sacar la brigada de demolición a la calle o las redes sociales.
Mención aparte es la oportunista comparación con Portugal. A la ministra dimitida le han muerto un centenar de civiles en cuatro meses por los fuegos y las hectáreas se cuentan por decenas de miles. Aunque a muchos moleste, en Galicia no ha sido así.
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