Luis Ojea - CUADERNO DE VIAJE

Reflexiones de campaña

Estas elecciones funcionaban a modo de primarias en la izquierda para dilucidar quién lideraría la alternativa al PP

Ha sido una campaña bastante anodina, pero estos quince días han servido para clarificar el endemoniado panorama político surgido tras el 20-D. La sociedad ahora podrá, por ejemplo, acudir a las urnas con una idea más clara de lo que es Ciudadanos. Se les ha caído la careta. Mucho predicar la regeneración, pero a la hora de la verdad mantienen como cabeza de cartel a alguien que sin rubor alguno falsifica una tarjeta de discapacitado para aparcar. Ahora se entiende que escondieran a sus candidatos locales detrás de Albert Rivera. No es solo que carezcan de proyecto político para Galicia. Es que a poco que uno escarbe debajo de la fachada se encuentra un inmenso vacío de un partido que lo quiere ser todo, proclamándose a la vez liberal y socialdemócrata, y que en el fondo no es nada. Y eso se acaba notando. Se les ha hecho demasiado larga esta campaña. Y probablemente salgan mañana de ella sin representación en las circunscripciones gallegas.

También se le atragantado la gira electoral a los socialistas. No es solo que se le hayan visto las costuras a Leiceaga. Es que estos quince días el PSdeG ha demostrado ser un partido deprimido, dispuesto a asumir un rol secundario en la vida política gallega como simple muleta de las Mareas. Estas elecciones funcionaban a modo de primarias en la izquierda para dilucidar quién lideraría la alternativa al PP en la carrera de otoño. Y el PSdeG se ha borrado antes de empezar. Ni siquiera se plantean dar la batalla. El Bloque por lo menos lo ha intentado. A su manera, pero ha tratado de evidenciar las contradicciones de la franquicia de Pablo Iglesias. Pero es difícil luchar contra las modas. Y con un simple «hay marea» parece que a algunos les basta para olvidar el esperpéntico cruce de cuchilladas que aún en campaña han seguido protagonizando los líderes de la coalición rupturista. A partir del lunes el espectáculo va a ser fastuoso.

En realidad, pasado mañana comienza una nueva partida. Lo que los ciudadanos manifiesten en las urnas no solo decidirá el futuro gobierno nacional, sino que también habrá de definir el terreno de juego en que se disputarán las próximas elecciones autonómicas. De lo visto en esta campaña se desprende que solo quedan dos opciones reales, el centro-derecha conservador o la izquierda populista. Galicia decide.

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