Un recluso de alto riesgo incendia su celda en la prisión de A Lama

Hace una semana ya había arrancado la puerta de otra celda en la que estaba, por lo que fue trasladado de cárcel

Prisión de A Lama donde tuvo lugar el grave incidente ABC

P. A.

Un interno de primer grado , el más peligroso y restrictivo según la normativa penitenciaria, provocó el pasado miércoles por la noche un grave incendio en el interior de su celda de la prisión pontevedresa de A Lama. El fuego no llegó a provocar daños personales gracias a la rápida intervención de los funcionarios que en ese momento controlaban el módulo, de especial peligrosidad , pero sí puso de relieve «la falta de personal y medios» que los trabajadores de prisiones llevan años denunciando .

Según se reveló más tarde, el mismo interno que prendió fuego en su celda había arrancado una semana antes de cuajo la puerta del cubículo en el que estaba ingresado en la prisión de León, motivo por el que fue trasladado de penal. La noche del incidente en Pontevedra puso en peligro su vida y también la del resto de presos que en ese momento estaban en la cárcel, en una grave situación de sobreocupación que la obliga a albergar, de media, unos 1.300 reclusos, pese a que las instalación de este penal tipo solo están preparadas para acoger a un millar de presos.

«Las plantillas en Galicia son muy veteranas y llevan cinco años sin cubrirse las bajas, jubilaciones y traslados»

De su seguridad se ocupa un plantel de funcionarios que en los últimos años ha ido mermando hasta llegar a un extremo que quienes conocen los entresijos del trabajo entre rejas consideran «límite». El problema, explican fuentes del sindicato Acaip a ABC, es que las plantillas en Galicia son muy veteranas y llevan cinco años sin cubrirse las bajas, las jubilaciones o los traslados. En el caso concreto de A Lama, el cuerpo de funcionarios está en estos momentos formado por 460 personas cuando — indican— en realidad debería haber cerca de 500.

Los funcionarios que atajaron el fuego reconocen que la rápida intervención « evitó desgracias personales tanto al interno autor del incendio como al resto de presos y a los propios trabajadores». Sin embargo, insisten en que la situación es límite. «Denunciamos que la formación contra incendios para los funcionarios se suspendió en este centro y la de 2018 todavía no se ha producido», dieron a conocer tras el incidente.

Más de 3.500 reclusos

La población reclusa en Galicia excedía a finales del año 2015 los 3.500 internos . Para atenderlos se habilitaron celdas complementarias en casi todos los centros, pero aún así los datos no cuadran. Prueba de ello es que en Teixeiro, en la provincia de La Coruña, hay unos 1.100 calabozos y cerca de 1.300 presos. La diferencia puede no parecer demasiado exagerada, pero los funcionarios advierten: « Tener 20 internos de más en un módulo es brutal a efectos de vigilancia y de tranquilidad. Pasas de tener un módulo más o menos coherente a enfrentarte a uno apelotonado».

El principal peligro, evidencian, es que a más gente, más riesgo de conflictos. «Las peleas y las rivalidades forman parte del día a día de la cárcel y todos pasamos por situaciones de riesgo. A veces te toca enfrentarte a reyertas en las que piensas a ver qué va a pasar cuando me meta ahí...», resumen quienes viven la realidad carcelaria desde dentro para recordar que la seguridad también tiene un coste.

Un recluso de alto riesgo incendia su celda en la prisión de A Lama

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