Relevo en el Partido Popular de Lugo
Raquel Arias: «Pase lo que pase en el congreso, seguiremos siendo un PP unido»
Delegada de la Xunta en Lugo y exalcaldesa de Sober, encabeza el sector alternativo
—Fue irse Barreiro y abrirse en Lugo la caja de los truenos.
—Yo no lo vería así. Se va Barreiro y se plantea una nueva época. Y está bien, la gente quiere debate, en la calle y en nuestro propio partido. No son momentos para el monolitismo.
—Hágame una radiografía del partido en la provincia.
—Fue siempre el partido hegemónico. Sigue siéndolo. Pero sí es cierto que venimos perdiendo apoyo en los últimos años. Como si no hubiésemos sido capaces de ver el cambio que quería la sociedad y no supiéramos ponerle remedio. Estamos a tiempo de hacerlo. En el partido se viven distintas sensibilidades, formas de ver cómo hacer las cosas, de cómo acercarnos y transmitir a la sociedad, de cómo debe evolucionar el partido.
—¿Y cómo es la suya?
—La mía es una forma no continuista. Debemos dar un giro, ser más ágiles, dinámicos, cercanos, próximos, más en la calle, tener más capacidad de escuchar y atender al feedback. Tenemos que usar el poder que nos dan 12.000 militantes en la provincia para que lo que nosotros creamos lo podamos volver a transmitir a la sociedad.
—Cuando sale una alternativa al «oficialismo» es que las cosas no se están haciendo bien...
Juego limpio: «A veces tengo la sensación de que las cartas no son iguales para todos»
—No se está recogiendo todas las sensibilidades que hay, se cree que todo el mundo piensa igual. Y eso no puede ser. Nosotros somos integradores, queremos cambiar las cosas pero no imponiendo nuestro punto de vista, sino recogiendo todas las sensibilidades. Solo así seremos el reflejo de la sociedad.
—El partido ha perdido poder local en los últimos años. ¿Han fallado las personas, la marca, el proyecto...?
—Un poco de todo, y depende de cada caso. Seguramente, no saber qué nos estaba demandando la calle para saber las necesidades de la ciudadanía. Si algo necesitamos es volver a coger el pulso a la calle.
—¿No tiene ningún fichaje estrella para su candidatura?
—Este proyecto nace de abajo, con un grupo de gente, desde militantes de base a cargos institucionales, que se ponen en contacto entre ellos y conmigo porque creen que sería bueno dar un paso adelante. Y lo damos, sabiendo que únicamente hay una puesta en común entre compañeros. El día 7, pase lo que pase, seremos el mismo PP. Yo no quiero fichajes estrella, yo quiero un equipo coherente. Nadie de lo que se pusieron en contacto conmigo pidió un sillón. El reparto de cargos es el final del camino. Me resulta extraño que se quiera visualizar al principio. Ahora estamos en el debate de las ideas, nada más. Eso sí, el mío será un equipo pequeño pero eficaz, sin vicepresidentes.
—Habla de un debate entre compañeros. ¿Esto garantiza el juego limpio?
—Debería garantizarse. Yo como afiliada no me podría imaginar que no lo hubiera.
—¿Y lo está habiendo?
—A veces uno tiene la sensación de que las cartas no son iguales para todos. Quizás es solo una sensación. Pero es una realidad que el sistema de celebración de congresos, aparte de las peculiaridades de Lugo donde todo fue demasiado rápido y con una convocatoria en dos tiempos, es frustrante para el afiliado.
—¿Echa de menos el modelo de «un militante, un voto»?
—Espero que este sea el último congreso del PP de Lugo que no sea de elección directa. Esto garantiza la participación de todos, es lo más democrático, y asegura realmente el secreto de voto. Con el modelo de compromisarios... en fin. Y se evitan heridas, porque nadie tiene que posicionarse públicamente ni hay espacio para reproches. Lo que la militancia pide cada día con más fuerza es la elección directa.
—¿Hay riesgo de que se tense demasiado el partido?
—No debería. Se trata de que todos sepamos que existe el día 7, y aprovechemos este tiempo para exponer lo que consideremos, pero que en el congreso seremos un partido más fuerte, más conectado con la sociedad.
—Pero se habla de ciertas tensiones en la capital.
Confluencia: «Es necesaria en un partido. Ahora estamos en campaña, es pronto para hablar de acuerdos»
—Desde algún lado alguien quiso centrar el debate del congreso provincial como si fuera un congreso local. Es un error. Me parece triste que esto no se entienda como lo que es, una cita provincial. Hay que dar absoluta libertad a los afiliados de la ciudad para que hagan su congreso local. Y nadie puede intervenir ni interceder. En la provincia no debería haber ninguna tensión. Yo garantizo que, si soy presidenta, el día 7 el PP de Lugo será un partido unido, con todas las sensibilidades representadas.
—Habrá quien piense que, siendo delegada de la Xunta en Lugo, usted tiene detrás a la dirección regional del partido. Las famosas injerencias.
—Pediría a quien se haya sentido afectado por esa injerencia, que por favor me lo diga para agradecérselo a alguien. No tengo esa percepción. No es así. Y es como debe ser.
—La palabra de moda en Galicia es «confluencia».
—La confluencia es necesaria en un partido, sin ella tendríamos dificultades. Tenemos que vivir los momentos día a día. Y ahora estamos todavía en campaña, es pronto para hablar de acuerdos.
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