Balance de un año marcado por la pandemia

Coronavirus Galicia: radiografía del zarpazo que se llevó por delante vidas, proyectos y abrazos

Desde el primer contagio el 4 de marzo a una Navidad con restricciones, así han discurrido diez meses bajo el Covid

María visita a su tía Florencia, de 100 años, en la residencia Volta do Castro, el pasado mayo. MIGUEL MUÑIZ

Estefanía D. Carruébano

Han pasado prácticamente diez meses desde que el Covid llegó a Galicia. Más de tres cuartas partes de un año , 305 días en la lucha contra un mal tan pequeño como silencioso, que ha apagado la vida de más de 1.400 personas en la Comunidad. Hace 365 días, con la resaca de la Nochebuena y la celebración de Año Nuevo, nadie podía imaginarse lo que llegaría en apenas unos meses. Un confinamiento, muertes, miedo y una vida sin lo que más se echa de menos en estas fechas: los abrazos de nuestros seres queridos. Es necesario echar la vista atrás para comprender cómo hemos llegado a este momento. Galicia es la comunidad peninsular que mejor ha sobrellevado la pandemia . Pero, como en todo el mundo, pagando un alto precio.

Primer contagio

El Covid llegó oficialmente a Galicia el 4 de marzo. El confinamiento, el desbordamiento de los hospitales y los fallecimientos que el coronavirus dejó a su paso aún no estaban, siquiera, en los pensamientos de los más pesimistas. Parecía que la Comunidad se libraba de los contagios, ya que tardó en llegar desde el 31 de enero, cuando se detectó el primer caso en España. Pero ese 4 de marzo todo cambió, y ya no volvió a irse. El primer paciente fue un hombre de 49 años, procedente de Madrid, que viajó aGalicia para hacer una entrevista de trabajo, e ingresó en el Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña (CHUAC) para afrontar la enfermedad. Justo antes, había acudido a urgencias por encontrarse mal y, al coincidir con los síntomas del coronavirus, se activó el protocolo. En ese momento, empezaba una pesadilla de la que Galicia aún no ha sido capaz de despertar.

Primeras dos muertes

Tan solo diez días después de ese primer caso, y ya con la curva de nuevos contagios en pleno despegue, el 14 de marzo , con el confinamiento dando el pistoletazo de salida, llegó lo que todo el mundo temía, pero aún costaba asimilar: el virus se había llevado la vida de dos personas. Dos días después, esta cifra aumentaba a cuatro y, en apenas 10 días, ya era de 32. La barrera de los 100 se superó el lunes 30 de marzo, ni siquiera un mes después del primer contagiado confirmado en Galicia. Ahora, son 1.409 los fallecidos.

Las residencias dejaron de ser una barrera de contención para el coronavirus. Al menos al principio, parecía que estaban sirviendo de escudo para los más mayores, los más vulnerables ante el virus. Pero, de nuevo, hubo una fecha clave. El día 20, una residencia de Santiago registraba los cinco primeros casos ; a la jornada siguiente, el foco en los geriátricos ya se había amplificado, con 44 contagiados confirmados en la Comunidad. Una cifra que, a partir de entonces, no haría más que subir. El resto ya es historia conocida: centros intervenidos por las autoridades sanitarias gallegas, visitas restringidas y un dolor contenido que probablemente solo conozcan los que lo hayan vivido de cerca.

El día con más fallecidos

Los fallecimientos no cesaron y el 10 de abril llegó el que probablemente haya sido el peor día desde ese fatídico 4 de marzo, cuando empezó todo. Ese día murieron 31 personas , según los datos actualizados del Sergas, situándose como la cifra más alta de fallecidos desde el inicio de la pandemia. También lo es de la segunda ola, donde el número más alto de fallecidos registrados se quedó en 21. Fue el 2 de noviembre y, desde entonces, esa cifra ha ido, por fortuna, disminuyendo, al igual que el número de nuevos contagios.

Fin de la primera ola

Con este escenario planteado, y acostumbrados a una vida de total libertad que ahora se torna más que lejana, parecía imposible que la pesadilla pudiese llegar a su fin, que la famosa curva de contagios por fin se dispusiese a caer pero, tras más de dos meses encerrados en casa, el 4 de mayo empezó la fase 0 . Todo tiene un final, y el de la primera ola llegó entre mediados de mayo y los primeros días de junio. La curva de contagios se estabilizó a la baja; el número de casos activos ya no superaba, ni siquiera, los 500. Desde el 10 de junio hasta el 6 de agosto no se registró ningún fallecimiento nuevo . La cifra se mantenía estable en los 619. El virus parecía controlado, pero bajar la guardia implicaría volver a empezar.

Cierre de A Mariña lucense

No era oro todo lo que relucía. A Mariña lucense tuviese que cerrar el 5 de julio al dispararse el número de infectados . Todos los focos, incluso los nacionales, estaban puestos en esta comarca de Lugo que terminó por cerrarse perimetralmente. Las restricciones, en aquel momento, estaban impuestas hasta el viernes siguiente, el día 10. Las medidas afectaron a 70.000 vecinos de los 14 municipios que contiene la comarca. El día 10 llegó, pero no se pudieron levantar las restricciones en todos los concellos: solo siete pudieron aliviarlas. Y todo ello, con las elecciones del 12-J a la vuelta de la esquina. Estas medidas afectaron a prácticamente un 2% de los electores gallegos que se encontraban confinados en su casa o en su municipio, en el proceso electoral más atípico que se recuerda en la Comunidad.

Inicio de la segunda ola

Parecía que el cierre de A Mariña había aplacado al virus, pero solo era un aviso de lo que venía: una ola de Covid más violenta, incluso, que la anterior. Los datos, al menos, lo avalan . Si bien, en esta segunda ola se hicieron más pruebas PCR. Pero llegaron más muertes, más contagios a partir de finales de verano. El día 8 de agosto, la Comunidad tenía 638 casos activos, según los datos del Sergas; tan solo doce días después, esa cifra se multiplicaba por cuatro, elevándose hasta los 2.368.

Cierres de perímetro y hostelería

No hubo más remedio: el avance del virus en los concellos de Orense y Barbadás obligó a cerrar sus perímetros el 8 de octubre , e imponer restricciones a otros 54 ayuntamientos de la provincia orensana. La capital de provincia no pudo abrir su perímetro hasta 60 días después. Fue el inicio de lo que se convertiría en una tónica general. Porque el 30 de octubre, las siete principales ciudades también cerraron sus fronteras, al igual que parte de sus concellos limítrofes. Así, 1,2 millones de gallegos quedaron confinados, al menos, sin salir de sus concellos. Las reuniones, solo de convivientes en las zonas más afectadas; de hasta seis no convivientes en las zonas sin restricciones más duras.

¿Y la hostelería? Cerró para el 60% población de la Comunidad apenas unos días más tarde, concretamente, el 6 de noviembre.

Día con más casos activos

El aumento de casos activos alcanzó su momento álgido el 7 de noviembre, con una cifra que superó los 10.000 positivos de Covid: 10.276. El virus volvía a encender las alarmas. Aunque la curva creció a partir del 9 de octubre. Había 5.339 casos activos; en apenas diez días, se sumaron prácticamente otros 3.000, hasta los 8.535. La curva llegó a su pico en noviembre y ahora, los casos activos registrados son 5.833.

El plan de desescalada

La tensión y los nervios por parte de la hostelería eran notorios en las manifestaciones y peticiones de ayuda a las autoridades por parte de uno de los sectores más afectados por las restricciones de la pandemia. El comité clínico de expertos sanitarios prefirió no alargar más la agonía y diseñó un plan de desescalada por unas fases que dependería de la incidencia de cada uno de los concellos. Ese plan de desescalada sigue aún vigente.

En aquellos municipios más castigados por el virus, solo con terrazas abiertas, y al 50%, con cuatro personas como máximo por mesa. La apertura hasta las 18 horas [tras los cambios de Navidad, antes era a las 17]; en el nivel medio-alto, mismo horario de apertura, pero aumentando el número de personas, con permiso para consumir en el interior de los locales. Los otros dos niveles aumentan los aforos y, al tener menos casos acumulados, el horario de apertura es hasta las 23 horas.

Restricciones navideñas

Galicia vive su Navidad más fría. Ni besos, ni abrazos, ni toda la familia reunida : como mucho, 10 personas, con solo dos unidades de convivencia; en el caso de ser más, esta cifra disminuiría a las seis personas, y cuatro menores de diez años. El plan de Reyes sigue siendo una incógnita a la espera de una nueva reunión del comité clínico, que se celebrará mañana.

Vacunación

La vacunación empezó en Galicia el 27 de diciembre, con las primeras 500 dosis que envió el Gobierno central. El pasado día 29 llegaron 18.000 unidades más, vía Oporto . En esta primera fase se prevé vacunar a los usuarios y trabajadores de 480 centros sociosanitarios, alrededor de 37.000 personas.

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