Premio

Un Pulitzer con sello gallego

Un periodista coruñés y un artista compostelano contribuyeron en la realización de uno de los trabajos que recibió el galardón

Una de las cuatro ilustraciones de Denís Galocha para el primero de los reportajes CEDIDA/DENÍS GALOCHA
Miguel Ruiz de Arcaute

Miguel Ruiz de Arcaute

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Una investigación periodística de 2019 que dejó al descubierto diversas carencias de la Armada estadounidense en materia tecnológica, de gestión y de personal se alzó la semana pasada con el Premio Pulitzer –los galardones más importantes del país norteamericano en ese ámbito– en la categoría de Periodismo Nacional. El trabajo, que repasa una serie de accidentes sufridos por la Séptima Flota en los últimos años y los vincula directamente con un mantenimiento insuficiente, falta de preparación y entrenamiento de los tripulantes y cierto déficit en la adecuación tecnológica de los buques, contó con sello gallego en sus dos primeras entregas. El periodista coruñés Xaquín González Veira y el artista compostelano Denís Galocha contribuyeron –el primero mediante infografías, diseño del estilo gráfico y narrativo y vídeos y el segundo con ilustraciones– a su desarrollo desde el punto de vista visual.

La investigación de ProPublica, el medio galardonado por las publicaciones, arrancó entre 2017 y 2018, c uando una filtración de datos los puso tras la pista de supuestas negligencias estructurales en el seno de la Armada. Se trataba de un asunto en el que ProPublica ya había indagado con anterioridad, de modo que la información resultaba inestimable para ellos. Rápidamente se pusieron manos a la obra, y varios meses después, en febrero de 2019, publicaron la primera de las, en total, diez entregas.

Bajo el título «Fight the ship: Death and valor on a warship doomed by its own Navy» ( «Combatir la nave: muerte y coraje en un buque de guerra condenado por su propia Armada» ), la publicación de apertura centró su atención en la colisión entre el destructor USS Fitzgerald y un portacontenedores filipino al suroeste de la bahía de Tokio en junio de 2017. Siete miembros de la tripulación del barco estadounidense murieron a causa del siniestro y al menos otros tres resultaron heridos. Las pesquisas abiertas entonces no fueron concluyentes a la hora de determinar cuál de las dos embarcaciones fue la verdadera culpable del siniestro, algo que ProPublica trató de esclarecer con su investigación.

«Enseguida nos dimos cuenta de que el reportaje podría integrar dos vídeos; uno que describiera cómo fue exactamente el choque en base a datos cartográficos, testimonios de supervivientes y entrevistas a ingenieros navales que explicaran las fuerzas que entraban en acción en ese momento y otro que relatara cómo fueron los últimos minutos con vida de los marineros, con solo una de las dos salidas de emergencias disponible (la otra quedó inutilizada), espacios diminutos y grandes dificultades para moverse. Todo ello, además, en medio de una gran oscuridad y mientras se llenaba todo de agua», explica González, quien fue contactado por Joe Sexton, uno de los editores del proyecto, para proponerle la gestión del apartado visual de los dos primeros reportajes.

Retos

Para González, quien con esta última acumula ya cinco contribuciones a proyectos ganadores de premios Pulitzer , lo más difícil a la hora de perfilar el diseño y la ejecución de un proyecto con ese contenido fue «lograr la precisión total en lo que visualizábamos» y el «no frivolizar ni convertirlo en algo tan aséptico que hiciera olvidar que esto fue una tragedia».

Aunque ni González ni el editor creativo son por lo general partidarios del diseño de ilustraciones para la recreación de hechos reales, en esta ocasión hicieron una excepción al considerar que sí que tenían cabida. Para ello escogieron cuatro momentos clave del relato, los «más emotivos»: el despertar del capitán tras el choque, el momento en que el oficial al mando advierte la peligrosa proximidad del carguero, el instante en que uno de los supervivientes ve un hueco por el que puede escapar y el estado en que queda la nave tras el impacto. Las ilustraciones corrieron a cargo de Denís Galocha, con quien ya había trabajado anteriormente. «Me pareció que su estilo onírico y evocativo le venía como anillo al dedo», explica. Tanto González como Galocha reiteran, eso sí, que el mérito del premio recae sobre el equipo de periodistas que realizaron la investigación, aunque para ellos «es un orgullo» haber participado.

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