José Luis Jiménez - Pazguato y fino
El primer gran reto de Feijóo
El talento de los buenos generales radica en saber cuándo hay que dar la batalla
El talento de los buenos generales radica en saber cuándo hay que dar la batalla, en qué momentos es mejor contemporizar y si una retirada a tiempo evita males mayores. Durante el pasado mandato, la Xunta optó sin éxito por un diálogo cordial con Fomento para la transferencia de la AP-9, quizás porque otras formas no cabían con una ministra como Ana Pastor, la gran valedora del AVE gallego. Tampoco había mucha alternativa: el Gobierno poseía una sólida mayoría en el Congreso con la que frenar cualquier petición por la vía parlamentaria. No era el momento de la belicosidad.
Ahora las tornas han cambiado sensiblemente. El Gobierno no sólo está en funciones, sino que cuando deje de estarlo —más pronto que tarde— lo hará en una condición de debilidad evidente en las Cortes, por lo que su resistencia al debate de la AP-9 será fútil.
Otra cosa más ha cambiado. El Feijóo que vaya mañana a pedir la AP-9 no será uno al final de un mandato y necesitado de guiños al electorado, sino el vencedor absoluto de las elecciones del 25-S, vinculado además con un compromiso electoral de seguir reclamando esta infraestructura clave para Galicia.
Entre que quien reclama tiene reforzada su autoridad y que el reclamado tiene un flanco descuidado, este es el momento para torcer el brazo de Fomento y devolverle a Galicia su autovía medular. La gestión autonómica no va a significar el fin de los peajes —hay una concesión en vigor—, pero sí permitirá que futuras exigencias no necesiten de un ministro como intermediario para asfaltar, ampliar o abaratar.
Un buen general ya tendría un plan de ataque diseñado. En la charretera de Feijóo ya luce la tercera estrella. La AP-9 está ahí.