Alberto Varela - Crónicas Atlánticas
Primarias envenenadas
Por experiencia deberían saber que haber avalado a un rival es de las cosas más difíciles de perdonar
Cuidado con las primarias en el Partido Socialista, que las carga el Diablo. Aunque las intenciones sean buenas y empiecen debatiendo sosegadamente, de repente alguien saca la navaja. ¿Quién ha empezado la pelea? Ni idea... tú sigue atizando.
Por experiencia deberían saber que el haber avalado a un rival es de las cosas más difíciles de perdonar, y si no que pregunten en Santiago. Muchos de los socialistas que votaron Mareas en las municipales son los que perdieron las primarias. Fue su pequeña revancha contra la facción ganadora, su venganza servida en plato frío.
En el proceso que acaba de iniciar el PSdeG para escoger candidato a la Xunta no parecía haber peligro, pero de repente alguien ha tenido una mala noche y ha soltado eso de que no puede haber portavoces de sesenta y pico años y ya se ha liado. Que si no he estado afortunado, que si no quería decir eso... pero el daño está hecho y los humanos somos como somos. Si gana el sexagenario que se prepare el duplicador de cargos.
Que no crean que es todo tan fácil como en las Mareas, que tienen la capacidad de ir todos contra todos, con zancadillas e insinuaciones sin que pase nada. Al final hacen lo que dice Pablo Iglesias y todos contentos, pero en el PSOE carecen de ese referente al que acudir cuando el patio está revuelto ¿Pedro Sánchez o Susana Díaz? A alguno incluso se le ha ocurrido esta semana traer a La Coruña a Miquel Iceta, como si el PSC fuese ejemplo de algo. Si acaso de lo que no se debe hacer, no hay que olvidar que allí empezó todo.
Me consta que tanto Méndez Romeu como Fernández Leiceaga son buena gente y que después de las primarias van a ser capaces de trabajar juntos, de lo que no estoy tan seguro es de si la fractura que deje este proceso va a poder ser superada también por las agrupaciones locales. No sólo es Santiago, ni en Ferrol y en Orense está el horno para bollos. En Podemos se frotan las manos.