Los 'pinchazos' a una red que explotaba a inmigrantes: «La chica en un mes no va a librar, luego ya vemos»

Investigan a una empresaria de servicios sanitarios de Lugo por 'emplear' a más de 70 mujeres sin papeles como asistentas de personas dependientes

Las intervenciones telefónicas revelan que maniobró para ocultar a los clientes que las mujeres estaban en situación irregular en España

Los juzgados de instrucción de Lugo, en una imagen de archivo EFE

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Un juez de Lugo investiga a la dueña de una empresa de servicios de asistencia domiciliaria y de personas dependientes por supuestamente haber explotado laboralmente a decenas de inmigrantes de origen latinoamericano , la mayoría mujeres. La investigación revela que las mujeres cobraban, siempre en sobres, salarios muy por debajo de lo habitual pese a que hacían frente a jornadas maratonianas, en ocasiones sin descanso de lunes a domingo. Los 'pinchazos' telefónicos, a cuya transcripción ha tenido acceso ABC, confirman que Montserrat L., representante y gerente de Asistencia Castroverde –radicada en el municipio lugués del mismo nombre–, maniobró para ocultar a sus clientes que estaban contratando los servicios de personas en situación irregular en España, en su mayoría mujeres latinas.

Son varias las llamadas intervenidas que apuntan en esta dirección. El 20 de diciembre de 2019 una de las chicas devolvió a Montserrat L. una llamada. La empresaria reprendía a la mujer por haber dicho, a la familia que la había contratado, que solamente llevaba un mes en España. «Le dices que llevas un mes aquí, es que eso no lo puedes decir, ¿cómo vas a decir que llevas un mes aquí? ¿me entiendes? Yo le dije que no» , recrimina la empresaria a esta chica. Como su interlocutora no acaba de entender la situación, la investigada insiste y le explica lo que tuvo que contarle al mencionado cliente: «Yo le dije 'no', eso es que lo entenderías mal, llevará un mes en Lugo, pero conmigo trabajó en Orense». «Es que no puedes decir que llevas un mes aquí, porque si dices que llevas un mes aquí, te mandan para casa pitando, ¿entiendes?» , añadía. E insistía a la víctima: «Tú dile que llevas un mes en Lugo, pero que trabajaste conmigo en Orense (...) además dices que les has dicho que nunca habías trabajado (...) es que eso no puedes decirlo» .

La coartada de Orense

Pero de esa conversación se desprenden más indicios que esas maniobras para ocultar la situación irregular de las víctimas. Montserrat L. también le dice a la chica que el cliente le había comentado que la trabajadora tenía un niño de tres años, mostrándole este sus dudas de si la empleada tendría que tener libranzas. La víctima le aseguró a Montserrat L. que ella no iba a librar: «Si me comprometo, me comprometo». Y la empresaria investigada le contesta: «Eso ya se lo dije, no te preocupes (...) que la chica por lo menos un mes no va a librar, después ya... ya vamos hablando . Y si quiere librar, yo mando a otra persona. Pero estaban todas alarmadas, porque tú dijiste que llevabas aquí un mes, ¿entiendes?». Y la empresaria insiste en la coartada de Orense, cuando la víctima titubea vocalizando el nombre de la ciudad, señal de que posiblemente ni conocía su existencia: « Orense, sí, Orense (...) es otra provincia de aquí , entonces le dices así (...) y ya está (...) Galicia tiene cuatro provincias, La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra. Pues en Orense, ¿vale?», insiste hasta la saciedad la empresaria investigada.

De la investigación del caso, que arrancó a principios de diciembre de 2019 –pocos días antes del 'pinchazo' telefónico antes reproducido–, se han encargado los agentes de la comandancia de la Guardia Civil de Lugo al amparo del Juzgado de Instrucción número 3 de esta ciudad. Además de Montserrat L., están imputados en la causa otras cuatro personas, como supuestos colaboradores . Y es que, tal y como recogen los informes del Instituto Armado, para 'emplear' a estas mujeres en situación irregular en domicilios particulares de la provincia de Lugo, la principal investigada utilizaba a «terceras personas» para captar a las víctimas y pagarles «sueldos presumiblemente inferiores a los que se reciben (...), sin cumplimentar los trámites de legalidad pertinente y aprovechando la situación de vulnerabilidad , necesidad económica y estancia irregular de las mismas».

Cinco investigados

Según ha explicado a este diario el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), los cinco investigados ya han declarado ante el juez instructor y no se esperan, en principio, más comparecencias . Pese a ello, la investigación continúa abierta porque quedan algunas diligencias por practicar. También han comparecido ante el juez varias de las trabajadoras, aunque el número total de víctimas –según aclara el TSXG– está «sin concretar». Fuentes judiciales aluden al miedo de las personas en situación irregular a denunciar estas situaciones de explotación. Pese a no disponerse de datos definitivos, la principal investigada, en algunas de las conversaciones intervenidas, da una idea del número de víctimas que podrían haber sufrido la explotación de esta trama. «A día de hoy tenemos más de 70 internas y no tiene carné –de coche– ninguna» , explica la empresaria a un cliente que le pregunta por cuestiones logísticas de movilidad. En otra llamada dice que tiene «76 internas, todas extranjeras» . Con todo, las supuestas víctimas no son solo mujeres. La propia investigada dice a su interlocutor: «Tenemos cinco internos también. Te lo digo por si hay que hacer fuerza, o lo que sea, en eso no hay problema».

Los mujeres cobraban sus –bajos– salarios en sobres. «Hola, Montse, acaba de venir a dejarme el sobre Martina y viene completo» , explica, por ejemplo, una de las mujeres a Montserrat L. en un intercambio de mensajes de Whatsapp, en los que, además, incluso adjunta una fotografía del sobre. Para todo ello, la cabecilla de la trama contaba con la colaboración, sobre todo, de un trabajador de un bar de Lugo , que se encargaba de entregar los sobres en dicho establecimiento. Además, en algunas conversaciones interceptadas por la Guardia Civil, Montserrat L. pedía a los clientes que contrataban a las cuidadoras que evitasen los ingresos bancarios.

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