Coronavirus Galicia

La pandemia incrementa las cocinas fantasma y las lavanderías clandestinas en viviendas

El Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia alerta: estos actos delictivos «antes eran residuales»

Un bar de O Carballiño cerrado a causa de la pandemia en el mes de octubre EFE/BRAIS LOREZCO

E. D. Carruébano

La proliferación de cocinas y lavanderías clandestinas en Galicia, actividades ilícitas que antes «eran residuales» en la comunidad autónoma, ahora parecen levantar las alarmas. Así al menos lo advierte Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia ( Coafga ) en un comunicado de prensa remitido a los medios la secretaria del Colegio, Teresa Suárez . La pandemia parece haber incrementado estos actos, debido a que muchos negocios se han visto obligados a cerrar sus puertas para cumplir con los protocolos sanitarios. Por ello, alerta Suárez, se está produciendo un aumento de las conocidas como ' dark kitchens ', «cocinas fantasma donde se elabora y reparte comida de forma habitual y cuyos inquilinos o propietarios no cuentan con los permisos y licencias necesarios para realizar esta actividad».

Al tener que cerrar sus establecimientos, muchos cocinan en sus propias casas, en grandes cantidades , tanto bocadillos como otro tipo de comidas de todas partes del mundo, para repartirlo después por toda la ciudad o incluso entregarlo directamente a los clientes. Todo ello siendo una « actividad clandestina », remarcan desde el Coafga, por lo que carece de los permisos oportunos y de instalaciones adecuadas y seguras para la manipulación de los alimentos.

Aunque esta no es la única actividad ilícita que parece estar en auge en los últimos meses. La crisis económica también parece haber provocado que dentro de las viviendas se lave la ropa en cantidades industriales . «Hemos visto casos de pisos con varias lavadoras o incluso trasteros con cinco o seis máquinas. Se conectan a la corriente de agua comunitaria y están realizando coladas todo el día», denuncia la secretaria. Y ya no es solo ese el problema, si no que se necesita un acondicionamiento previo y permisos reglamentarios de los que carecen.

Además de lavanderías y cocinas fantasmas, los Administradores de Fincas también se están encontrando con otras actividades ilegales, como arreglo de coches en garajes privados que posteriormente se ponen a la venta, cultivo de marihuana y prostitución, esta última con un crecimiento exponencial, añade el comunicado.

Impunidad

«La razón de que estás actividades se sigan realizando con impunidad se debe a la lentitud administrativa y a que para denunciar se precisa del acuerdo previo de la junta de propietarios del edificio , algo que no siempre se produce», señalan desde la corporación. «Si no hay pruebas fehacientes de que se está cometiendo un delito, es complicado probarlo», reprochan. Algo que también se ve acrecentado por el «miedo a represalias del que comete la actividad delictiva», algo que funciona como «otro factor que desanima a los vecinos a poner una denuncia», agregan.

Para intentar paliar los efectos, se pueden colocar cámaras de videovigilancia en los portales. Estas podrían funcionar como elemento disuasorio en el caso de existir este tipo de negocios, aunque el elevado coste podría suponer un obstáculo para la instalación de las mismas. También insisten desde Coafga en que se precisa del acuerdo de la asamblea de propietarios para que las denuncias sean efectivas.

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