Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN
Otra modesta proposición
Podríamos trasladar a la judicatutra todo el costoso proceso de las elecciones locales
Los tiempos no están para gastar en lo superfluo aquello que se precisa para lo imprescindible. De ahí que convenga recuperar el viejo discurso de la virtud del ahorro , que tanto provecho reportó a las familias, a la sociedad e, incluso, al género narrativo, como muy bien saben quienes todavía tengan presente en su memoria aquellos concursos de la Hucha de Oro, convocados por la Confederación Española de Cajas de Ahorro, entidades estas con algunos de cuyos episodios de absorción, concentración, transformación, depredación y golfería Borges podría escribir una nueva versión de su «Historia universal de la infamia», esta vez centrada en nuestra cronología financiera.
Con miras a evitar gastos inútiles, podríamos empezar por trasladar a la judicatura de todo el costoso proceso de las elecciones locales, en su completo desarrollo . Todavía estamos a tiempo. Evitaríamos así dispendios improductivos, campañas abusivas, trámites enojosos, errores sin compensación posible y afrentas a particulares. Porque resulta que, en las dos últimas décadas, la Justicia ha exculpado a treinta alcaldes de la provincia de Lugo a quienes, obviamente, antes había sometido a trámite procesal, con las sucesivas visitas a los juzgados, asiento en el banquillo, difamaciones en los medios y destrozos irreparables en sus vidas personales y familiares. La alcaldesa de la ciudad de Lugo, por poner un ejemplo, es una señora a la que nadie votó para tal cargo, sino que llegó al mismo por la renuncia de López Orozco, forzada por una decisión judicial finalmente cancelada a todos los efectos, menos aquellos que afectan a la honorabilidad personal. Palas de Rei, Barreiros, Pedrafita, Muras, Mondoñedo, Cospeito...Y así, hasta treinta casos.
Si se deriva a los jueces la facultad de decidir políticamente, ¿por qué no transferirles la competencia de designar los cargos públicos sometidos, por ahora, a los incordiantes y onerosos procedimientos electorales? Es una modesta proposición, como dijo Jonathan Swift cuando animó a los irlandeses a practicar la paidofagia.