Juan Soto - El garabato del torreón
Orozco, sin sustituto
Lo más destacado de la cuasi inauguración del Auditorio de Lugo fueron las ausencias al acto
Cuentan los cronistas locales encargados de cubrir el acto que lo más destacado en el listado de autoridades asistentes a la cuasi inauguración (falta equipamiento, personal, programación y dotación económica) del auditorio de Lugo no fueron las presencias sino las ausencias. Y entre ellas, una, la del ex alcalde Orozco, principal promotor de la nueva dotación cultural, incluida reiteradamente en sus sucesivos programas electorales y en las partidas presupuestarias de sus anualidades municipales. A falta de saber si se trata de una omisión voluntaria del exalcalde o de otra grosería protocolaria de sus sucesores en el cargo, no hay duda de que tienen cierta gracia las fotografías que ilustran la función, con el protagonismo en todas ellas repartido entre el presidente de la Xunta y la alcaldesa de Lugo, guarnecidos uno y otra por sus respectivas mercahiflerías orgánicas.
Es muy probable que toda la aportación del previsible cuatrienio municipal de la señora Méndez a la ciudad quede limitado a su presencia ornamental en la inauguración de un auditorio previsto y programado por su antecesor. Con eso y con sus reiterados apaleamientos de la Gramática (¿pero no hay nadie en su grupo que tenga la caridad de decirle que el gentilicio lucensas es una coz en forma de solecismo?) tal vez quede listo el balance. Porque resulta que, si aplicamos criterios de carácter empírico, la inacción soportada durante el tiempo transcurrido desde el 24 de mayo de 2015 a nuestros días permite augurar otros tres años de inmovilidad y pereza. Se comprueba una vez más que lo difícil no es ocupar un cargo público, sino acreditar capacidad para desempeñarlo. De ahí que cunda entre el censo electoral la opinión de que el PSOE no tuvo la menor consideración con los lucenses cuando se apresuró a decapitar a Orozco sin buscarle antes un sustituto al menos de su misma talla. Máxime si, como en este caso, a la suplente se le encomienda una tarea que ni ella misma pretendió y para la que hacen falta algunas elementales idoneidades. O sea, que vuelva Orozco. Y cuanto antes.