Luis Ojea - Cuaderno de viaje

Nuevo tablero político

La carrera de las autonómicas será a dos, entre un PP con más oxígeno pero aún con mucho lastre, y una Marea en proceso de expansión

Los resultados del domingo dejan un escenario de inestabilidad para el conjunto del país de muy compleja gestión, pero han servido para clarificar el tablero político en Galicia de cara a las autonómicas de 2016. Una carrera en la que se visualizan ya solo dos alternativas, el PP o la Marea, esa caótica alianza del viejo comunismo, el nuevo populismo y un par de nacionalistas. Los ciudadanos han situado al PSOE en un papel secundario, han borrado del mapa al Bloque y no han acabado de abrirle la puerta al partido de Albert Rivera.

Pese al desastroso balance de sus gobiernos municipales, la Marea ha conectado con un público de izquierdas deseoso de cambio al que ya no le vale ni PSOE ni BNG. Aún así, en su momento más dulce, apenas han superado el techo del nacionalismo en 1997 y habrá que ver si no acaban como el Bloque, que en aquel momento inició un lento proceso de implosión que culminó el domingo con su extinción electoral. El otro derrotado es un socialismo que lleva tiempo viviendo peligrosamente alejado de la realidad como demostró Gómez Besteiro al pretender vender que siguen siendo el segundo partido porque la Marea es una coalición. Con un líder así y mil incendios internos, el PSdeG es un edificio en llamas que en las generales ha perdido toda posibilidad de aparecer como la alternativa a Feijóo. Y el panorama se les puede oscurecer aún más si Pedro Sánchez se echa al monte en Madrid.

En este escenario, los populares parecen estar hoy en mejores condiciones que hace unos meses para la batalla. Las europeas marcaron su suelo electoral y, aunque cada proceso tiene sus propias dinámicas, ahora suman 80.000 votos más que en las municipales a pesar de que esta vez competían cara a cara con Ciudadanos en todo el territorio. Ese es su mayor problema, que cimente una división del centro-derecha que resta valor a la suma como se evidenció el domingo cuando se fueron al cubo de la basura sin traducirse en escaños todos los votos a Rivera en Pontevedra, Lugo y Orense. Con todo, da la impresión de que los populares han taponado la hemorragia con el proceso de rearme y renovación iniciado hace unos meses, pero aún les queda mucho trabajo en plazas como Vigo donde es evidente que tienen un problema que va más allá del desgaste generalizado de la marca.

En un escenario tan volátil como el actual, los resultados del domingo no son extrapolables a otros procesos, pero sí permiten visualizar que la carrera de las autonómicas será a dos, entre un PP con más oxígeno pero aún con mucho lastre, y una Marea en proceso de expansión.

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