INVESTIGACIÓN
Nueve detenidos por participar en un canal de pornografía infantil llamado «perversión»
El «más peligroso» de los arrestados es un coruñés, reincidente en delitos relacionados con pornografía infantil, que se hacía llamar «amo»
Se calcula que, cada siete minutos , alguien visualiza a través de Internet imágenes de un menor mientras abusan de él. La mitad de estos niños, alrededor de un 55 por ciento, tiene menos de diez años . El último golpe policial en España a las redes que se valen del auge de las nuevas tecnologías para el intercambio de este tipo de archivos ilegales se dio a conocer este lunes con la detención en bloque de nueve personas en distintos puntos de la geografía en la Operación Murmullo . Desenmascararlos supuso un arduo trabajo de investigación que se dilató dos años en el tiempo debido al celo con el que los presuntos pedófilos actuaban. Alguno de ellos, llegaron a apuntar fuentes del caso, anotaba las páginas web que visitaba en una hoja de papel para que no quedase registro electrónico alguno.
El más peligroso de los arrestados es un coruñés de 41 años que los efectivos especializados de la Policía dibujan como un auténtico depredador . Se trata de un reincidente en delitos relacionados con pornografía infantil, que se hacía llamar «amo» en la red y había creado un canal secreto para transmitir y recibir archivos ilícitos. Este espacio, una suerte de «sala privada» a la que accedían los arrestados para visualizar estos contenidos sin dejar rastro, fue bautizado como «Perversión». A nivel técnico, los autores aprovechaban un servicio de chat anónimo, cifrado y desechable donde distribuían imágenes de abusos a menores y cuyo contenido se destruía en Internet una vez que todos los participantes abandonaban la conversación, según informó el Ministerio de Interior.
Persecución por todo el país
Transcurridos dos años del origen de la compleja investigación, los agentes consiguieron ubicar a los diferentes autores por toda la geografía española, motivo por el que se solicitó la colaboración de agentes de diversas provincias . Estapersecución de los presuntos pedófilos por todo el país se saldó con registros en Madrid (1), Toledo (2), Zaragoza (2), Sevilla (2), Segovia (1), Tenerife (1), La Coruña (1), Badajoz (1), Soria (1) y Barcelona (1). Finalmente, los agentes detuvieron a nueve personas e investigan a otras cuatro en Madrid, Toledo, Zaragoza, Sevilla, Segovia, Tenerife, La Coruña, Badajoz, Soria y Barcelona.
El perfil de los implicados en esta red que movía un gran número de archivos pedófilos — en el 33 por ciento de los casos de vídeos pedófilos median violaciones o torturas de las víctimas — resultó ser sumamente variado. Desde treinteañeros a parados, pasando por informáticos, militares e incluso un matrimonio. En Mérida, revelaron fuentes del caso, se detuvo a un informático de 42 años al que se le encontraron más de 2.000 archivos relacionados con material sexual de niñas preadolescentes. En Toledo se realizaron dos detenciones; la de un parado de 31 años y la de un comercial, de la misma edad, que intercambiaba material pedófilo «de niñas muy jóvenes».
En Segovia localizaron a un encargado de almacén de 52 años que, para evitar dejar rastro de las web pedófilas que visitaba, las apuntaba en una libreta que mantenía oculta en su domicilio. Los dos individuos detenidos en Zaragoza y Madrid eran militares, aunque los investigadores no tienen constancia de que se conocieran entre sí. El último de ellos, residente en Paracuellos del Jarama (Madrid), «tomaba extraordinarias medidas de seguridad, lo que hizo muy complicada su vigilancia », destaca la Policía, así como la investigación de sus terminales informáticos.
Hasta un matrimonio detenido
Llamativo es el caso de la única pareja de arrestados, un matrimonio sevillano que, tras las pesquisas de la Policía por sus movimientos en la red, fue imputado por la tenencia de material pedófilo. En este caso, concretan los agentes, fue necesario interrumpir el registro en el domicilio hasta en dos ocasiones por el desmayo de uno de los acusados.