ACTOS VANDÁLICOS
Nuevas pintadas en la Catedral obligarán a instalar, al fin, cámaras de vigilancia
La Xunta asumirá su colocación, si el concello se niega, para evitar nuevos ataques. «Esto no puede ser la norma». Noriega se opone y carga contra el Gobierno: «Si quieren regular el espacio público, que ganen los comicios»
Hasta cinco pintadas , dos de ellas en plena Catedral, deslucieron ayer la estampa habitual del casco antiguo compostelano. Un conjunto considerado Patrimonio de la Humanidad en el que todas las miradas estuvieron puestas en los mensajes ofensivos con los que amaneció el entorno de la basílica. Dirigidos a la Iglesia, a la monarquía, a los «machitos» o a Vox, estos graffitis —del tipo «Guillotina Borbones»— fueron realizados con un espray negro durante la madrugada y la Policía científica busca ya a los autores de un acto de vandalismo que recuerda a la pintada con rotulador de una talla en la plaza de Platerías el pasado verano.
Fue precisamente la cercanía entre los dos sonados ataques —apenas nueve meses— lo que ayer llevó al conselleiro del ramo a anunciar medidas contundentes contra estos atentados al patrimonio, incluyendo entre ellas la instalación de un sistema de videovigilancia que controle el monumento y su área, funcione como elemento disuasorio y ayude a señalar a quienes no respeten el bien. «Hay que evitar que este tipo de acciones se conviertan en norma», indicó Román Rodríguez. Por eso, argumentó ante los medios, es necesario implantar un circuito de vigilancia «del que, si el gobierno local no lo quiere asumir, o entiende que no es lo adecuado, se hará cargo el gobierno de la Xunta» .
Las palabras del responsable de la cartera de Cultura desataron el furibundo ataque del alcalde de la ciudad, el populista Martiño Noriega, que no tardó en afearle a Rodríguez su comportamiento por hacer este aviso «sin haberlo consultado con él». «Soy el alcalde de esta ciudad desde hace cuatro años y siempre actúo con lealtad institucional, algo que no ha sido recíproco », atacó Noriega al representante del Gobierno gallego para, a continuación, manifestar su negativa a una medida que blindaría el entorno catedralicio ante nuevos atendados. «Si quieren regular el espacio público de Compostela, pues que se presenten a los comicios locales y que ganen , no que pierdan, como vienen haciendo casi a lo largo de toda la historia de la democracia en esta ciudad, a excepción de en el anterior mandato», cargóel alcalde contra el PP.
Tras oponerse a la medida, Noriega aseguró que «la vigilancia en el casco histórico es más elevada que en el resto de la ciudad». Una afirmación que el propio director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, puso en tela de juicio hace tan solo unos meses en las páginas de ABC al reconocer que la Catedral «debería contar con elementos que garanticen mejor su seguridad» . La sensación del Cabildo —que por el momento se mantiene ajeno al fuego cruzado— queda patente al analizar el circuito de seguridad del perímetro del templo, compuesto por una decena de cámaras (muchas ni apuntan a la fachada) incapaces de cubrir todos los ángulos muertos del templo. Además, ninguna de ellas ofrece grabaciones. De ahí que meses después del ataque contra una talla del siglo XII en Platerías no se haya dado con el autor de un destrozo cuya limpieza rondó los 12.000 euros .
Cubierta por una lona blanca, la pintada de la escalinata de la basílica espera a que los restauradores evalúen los daños ocasionados para iniciar las labores de limpieza, cuyo coste aún se desconoce . Lo mismo ocurrirá con el graffiti realizado en el arco del Pazo de Xelmírez, que presenta una mayor complicación en su borrado al estar hecho sobre piedra granular. El resto de graffitis fueron desapareciendo a lo largo de la jornada de ayer bajo manos de pintura que ocultaron el resultado de un acto que causó numerosas muestras de rechazo en las distintas esferas sociales durante toda la jornada. Por su parte, los efectivos de la Policía científica que recabaron evidencias desde primera hora de la mañana trabajan para dar con los causantes de las pintadas y evitar que éstas queden impunes.
En un tuit publicado ayer en su red social, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, calificó las pintadas en la Catedral y otras zonas del casco viejo como «una auténtica vergüenza» . En su mensaje también reclamó que «todo el peso de la ley caiga sobre sus responsables y que la parte de su cuerpo que puedan reivindicar en el futuro sea un cerebro mejor amueblado».