Luis Ojea - Cuaderno de viaje

¿Nueva política?

El viejo druida estorba en los planes de los herederos y por eso lo arrinconan

Hay que reconocer que eso de que eran la «nueva política» les funcionó bastante bien como eslogan durante un tiempo, pero hace ya bastante que se les cayó la careta. Los «mareantes» en realidad son mucho más rancios que los otros partidos que tanto denostaban. La guerra interna abierta para la designación de un candidato para las autonómicas revela perfectamente la doble moral que se gastan en la coalición rupturista. Mucho llenarse la boca hablando de empoderamiento de la ciudadanía o rendición de cuentas, pero a la hora de la verdad los «alcaldes rebeldes» y los chicos de Díaz e Iglesias lo que pretenden es que el cartel se elija en un despacho a puerta cerrada entre cuatro y una vez bien amarradas las listas, y solo entonces, ofrecerles a los fieles la única posibilidad de que aclamen con alborozo al mesías que los jefes del clan hayan ungido. ¿Iba de esto la participación directa de los ciudadanos y el asamblearismo? Pues la verdad es que para ser «nueva política» se parece bastante a lo que criticaban de la vieja. Para que después vayan repartiendo lecciones con sus majaderías y pendejadas. Pero no duden de que lo seguirán haciendo, porque de vergüenza andan tan cortos como de coherencia.

En apenas medio año más de 65.000 gallegos se bajaron del tren de esta falsa «nueva política». Frustrados por la debacle, los clanes de la caverna se quitaron los disfraces y juegan ya a cara descubierta. Lo único que les importa es asegurarse la porción más grande posible del botín. Un nuevo fracaso en otoño haría saltar el invento por los aires y cada uno trata de garantizarse su propio futuro. De eso va la traición a Beiras. El viejo druida estorba en los planes de los herederos y por eso lo arrinconan. Todo un déjà vu para él. Ya le hicieron lo mismo en el BNG. La cuestión está en si él va ahora a tragar o está dispuesto como entonces a liarse la manta a la cabeza. Una complicada encrucijada a los 80 años, dejarse vencer sabiéndose utilizado por el viejo comunismo español o fracturar la entente rupturista dejándola herida de muerte. Y parece que la edad pesa para salir otra vez al campo de batalla. La verdad es que esto de la nueva política novedoso no es, pero sí verdaderamente desternillante.

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