Inicio del curso escolar

Novatadas: cuando el abuso se disfraza de tradición

La Universidad de Santiago de Compostela investiga dos casos en un colegio mayor en la misma semana

Novatadas, en una foto de archivo ABC

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La humillación es el denominador común de las novatadas y un aro por el que muchos recién llegados creen que deben pasar para integrarse en la vida universitaria. Escudados en la creencia de que se trata de una vieja tradición , los veteranos organizan actividades al margen de la dirección de los centros que, ante la prohibición expresa de muchas universidades y residencias, empiezan a disfrazar de «actos de bienvenida» para darles una pátina falsa de simpatía. El mismo perro con distinto collar, año tras año. «Las llaman dinámicas o juegos de convivencia, las convierten en algo voluntario y el primer día incluso se dedican a charlar de modo amistoso con los chicos para sacarles información que luego usarán para humillarlos». Así describe el padre de una alumna víctima de estos actos el modus operandi con el que en algunos colegios mayores gallegos tratan de sortear las indicaciones -textuales y tajantes- que los rectorados les dieron el pasado mes de agosto y que prohíben expresamente este tipo de actividades.

Con el pretexto de que se trata de algo voluntario , se inicia un proceso de vejaciones en el que los límites son difusos. Desde la violenta bofetada que estos días se ha hecho viral hasta baños de agua fría, golpes continuados o sumisiones que se pueden prolongar durante meses y a través de las que los veteranos obligan a que, por ejemplo, el nuevo se vista o se peine de una determinada manera. Coincidiendo con el arranque del curso, y transcurrida tan solo una semana, la Universidad de Santiago de Compostela se ha visto obligada a abrir dos expedientes al mismo colegio mayor por las presuntas novatadas que sus residentes han cometido. En uno de los casos la denuncia, ahora en investigación, partió de una familia. En el otro, fue la propia universidad la que actuó de oficio. Sobre la pervivencia de este tipo de prácticas, desde la USC inciden en que la institución compostelana tiene una política de «tolencia cero» con ellas y que cuentan con un protocolo de prevención de estos episodios. Además, el alumnado que se aloja en las residencias públicas recibe al inicio de curso una advertencia de que este tipo de actitudes están prohibidas y pueden acarrear sanciones.

Esta política de sensibilización contraria a la crueldad de las novatadas empezó a calar en los centros españoles hace unos años, coincidiendo con la creación de la primera asociación antinovatadas de España , radicada en La Coruña. El teléfono de su presidenta, Loreto González-Dopeso, no deja de sonar estos días. No hay datos sobre este tipo de prácticas -muy extendidas en los campus con más tradición- porque los alumnos casi nunca denuncian, indica la presidenta, pero sí muchas llamadas en las que el patrón se repite. «Las novatadas siguen siendo consideradas por los expertos como violencia normalizada o trivializada », introduce la portavoz de No más novatadas . «Unos cuentan que las cosas empiezan como un juego, como el de las prendas, y después pasan a cosas más brutas como el estrellarte huevos en la cabeza, ponerte motes, llamarles señores veteranos, hacer reverencias o pintarse genitales en la cara» expone. Lo que hay que pensar, incide González- Dopeso, es qué pasa antes para que esa situación llegue a producirse, porque «ahora muchas veces se les preguntan a los chicos si quieren ser novateados». «Esto va en espiral y la bofetada no es la primera novatada, siempre empiezan con un pequeño acto de sumisión », afirma en base a todos los testimonios recabados desde el 2011.

Los que no pasan por el aro

Los que se niegan , que cada vez son más, sufren en ocasiones cierto de grado de marginación en estos colegios, como por ejemplo no poder subir en el ascensor o no poder participar en actividades deportivas. «Una novatada no es un broma porque en una broma hay empatía y la puedes parar. Esto no», asumen desde la asociación aludiendo a las «risas» que se oyen de fondo en el vídeo de la bofetada grabado en Madrid. Por géneros, el tipo de agresión en el caso de las mujeres suele ser «más sutil» y en el de los hombres «más violenta». Como ejemplo, una práctica denominada «mazo» y localizada en la capital gallega. «Un médico vio a uno de estos novatos y dijo que los golpes que tenía eran los mismos que si le hubiese pasado un camión por encima », explica la presidenta de NMN. A espera de que las dos investigaciones abiertas en Santiago den sus frutos, y con la expulsión de los protagonistas del vídeo de Madrid presente, los responsables de estas instituciones insisten, «la llegada a la universidad no tiene que ser así ».

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