ENTREVISTA RAFA CUIÑA | ALCALDE DE LALÍN

«No todo vale para ir contra el PP»

Cuiña: «La Marea es una moda, hay gente que la vota porque se siente atraído por ese halo ganador que tiene en este momento»

Cuiña, en el concello de Lalín MUÑIZ

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

En estos agitados días previos a la Festa do Cocido lalinense, su alcalde encuentra un hueco en la agenda, repleta de actos institucionales y compromisos. Rafa Cuiña —nadie le llama Rafael, ni en el Concello ni en su entorno— es un tipo con memoria, puede que demasiada, que casi nunca da puntada sin hilo. Pesa el apellido, que exige estar a la altura, y todavía más el ser capaz de fabricarse una imagen como político al margen del mismo.

¿Cuánto ha cambiado la Festa do Cocido en esta etapa Cuiña? ¿Ya no hay porco?

No ha cambiado sustancialmente. Es una fiesta gastronómica, que potencia la imagen de Lalín. Cambian algunas cosas a las que queremos darle nuestra impronta, pero nadie puede decir que entramos como un elefante en una cacharrería, porque algo que funcionaba bien merece una continuidad.

Ahora a los VIPs les hacen pagar mesa y mantel. A ver si le van a venir menos que antes...

Pues creo que por las cuentas que estamos echando, bastantes VIPs están diciendo que sí, y a alguno de segunda fila sí le está costando algo más. Lo fácil era venir a papar gratis a costa del erario público, claro.

Un Cuiña de nuevo en la alcaldía de Lalín. ¿Qué hizo su padre y qué va a hacer usted?

Es una pregunta muy amplia. José Cuiña puso a Lalín en el mapa, en la vanguardia mediático-política de Galicia. Fue el primer alcalde de la democracia con 29 años, y en 1990 marchó a la Xunta con Manuel Fraga. Eran otros tiempos, otra política. Yo me miro mucho en su espejo. Yo recupero la política de ir mucho por el rural, pisando barro, visitando casa por casa. Aprendí en mi casa la cercanía, la fórmula funcionó para ser alcalde y pienso perseverar en las cosas que aprendí de él.

Demografía, envejecimiento, dispersión, desempleo... ¿La radiografía de Lalín es la habitual de cualquier concello gallego?

El envejecimiento es un elemento consustancial a la realidad social gallega. Un tema complejo de difícil solución. En Lalín estamos siempre con la amenaza de perder los 20.000 habitantes, parece que un año más aguantamos. El paro de Lalín, que lleva nueve meses bajando en esta coyuntura de cierta recuperación económica, esperamos que siga esa tendencia durante el mandato. Aun sin competencias en empleo, hacemos todo lo posible para traer inversión industrial, y algo sé de eso debido a mi actividad privada. El empleo no es cuestión del alcalde, sino de otros muchos elementos.

¿Tiene futuro el rural?

Sin duda. Lo decimos a diario. Somos un concello eminentemente rural, sabemos del potencial inmenso que tiene. Yo hago política centrada en el rural. Queremos poner en valor lo que representa vivir en la aldea, y estamos revitalizando la figura de los alcaldes de aldea. Tenemos además que ayudar a recuperar ese rural.

Lalín tiene 350 núcleos de población. ¿Es sostenible?

Está siendo sostenible. Es un trabajo de hacerlo poco a poco. Por ejemplo, el alcantarillado, que es un tema de implantación deficiente. Vamos a hacer cosas en este mandato en ese sentido para acabar con los pozos negros que hay en muchas aldeas y nuestro rural se asemeje cada vez más al siglo XXI. Hay que plantear proyectos a largo plazo.

Recoger la basura en un concello de 20.000 habitantes con un único núcleo de población no puede costar igual que hacerlo en 350 núcleos.

Pues por eso yo sí soy partidario de la fusión de concellos, por ejemplo con el de Dozón. Permitiría dar unos servicios expansivos. Lo importante es que, vivas en el rural o en el centro de la villa, los servicios que recibas sean de calidad. Esto tampoco es cosa de un año o dos, sino igual de diez o quince años. Ayudaría a fijar la población.

Ahora que lo dice, hace años la Fegamp elaboró junto a la USC un estudio sobre un hipotético “concello del Deza”. ¿Lo ve viable?

Sí, pero eso necesita de una voluntad política decidida. Diego Calvo me dijo que me sorprenderían los procesos de fusión que iba a haber en La Coruña. Y me mostré escéptico. Ya vemos qué pasó. Yo sí entiendo que dentro de veinte años Lalín no se llame como tal, sino forme parte de un concello del Deza, que reúna a muchos más concellos, con una lógica que vaya con los tiempos

Saltando al panorama político autonómico, parece que en Compromiso por Galicia no todos comparten su apuesta por la confluencia.

Es cierto. En los partidos vivos como el mío se producen debates, porque no hay acuerdos entre cúpulas, sino que la militancia habla y decide. No todo el mundo lo ve igual, pero me veo muy cómodo con mis compañeros porque es inmensamente más lo que nos une de lo que nos decide. Milité en el PP y nunca conocí mayor heterogeneidad que ese partido. CxG, salvando las distancias, tiene un grado de coherencia en su cúpula superior al que conocí en el PP.

En el espectro nacionalista de izquierdas, ¿es o la confluencia o la nada?

No exactamente. Yo tengo superado ese debate de izquierda o derecha. No hablo del crepúsculo de las ideologías, pero casi. Incluso las unidades populares son conceptos superados. Los tiempos que vivimos demandan otras cuestiones. Llamarla vieja o nueva política son términos demasiado superficiales y habría que dotarla de contenido.

¿La Marea es una moda?

Sin duda, porque hay gente que vota a la Marea porque se siente atraído por ese halo ganador que tiene en este momento. Lo que yo digo es que debe ser algo más, un proyecto definido. No vale con que sea solo crítica al sistema, sino también alternativa. Debe ser ambiciosa pero creíble. Sus miembros deben decidir si cumplen con esto. Por ahora son ilusión, que podemos compartir muchos desencantados con la crisis y la política que se ha hecho. Pero debe ser algo más que desilusión, también proyectos. Lo demás son cantos de sirena.

¿En qué momento ha dejado de ser importante la capacidad de gestión?

Cuando se comunican mal los logros conseguidos, cuando los que causaron la crisis son rescatados frente a los que la sufren y padecen. La gente deja de visualizar esa capacidad de gestión y ve que quien tiene la culpa de todo no paga nada, y que quien no tuvo culpa de nada lo paga todo.

¿La Marea no es un corral con demasiados gallos?

Es una cuestión de ellos. Les tengo máximo respeto. Yo quisiera que presenten un proyecto para las elecciones gallegas, que sea ganador, y no basado únicamente en protestas contra lo que existe. Que sea un proyecto al que la gente se pueda sumar, con políticas diferentes a las que se practican hoy. Y soy muy pesado: no es cuestión de sumar por multiplicar, sino hacerlo con argumentos, con líneas rojas, y a partir de ahí hablar. No todo vale para ir contra el Partido Popular.

Hablábamos antes de modas, ¿el PP ha pasado de moda o se ha convertido en un clásico básico?

El PP es un partido que siempre va a ser alternativa de gobierno en Galicia. Ahora probablemente empiecen un escenario de nuevos rostros, no sé si nuevas políticas. Me parece muy loable. Hay gente con la que tengo amistad y les deseo lo mejor, aunque creo que el gobierno está agotado. Y me interesa saber si la alternativa está preparada.

Desde que dejó el PP, ¿no se ha planteado el regreso a casa?

No. Alguna charla tuve en ese sentido. A pesar de que algunos periodistas dijeron que no veían en mí un valor con futuro, como por ejemplo usted, esto no se corresponde con la realidad. Yo soy coherente. Soy profundamente galleguista y ahí seguiré toda mi vida.

Pero su desencuentro con el PP, ¿es un problema de ideologías o de personas?

Yo soy socialdemócrata, y en el PP también los hay. Incluso galleguistas. Quizás a algunos nos costaba menos tomar decisiones porque no aspirábamos a medrar dentro de la estructura del partido. Lo conseguimos fuera. Yo hace no mucho no me planteaba ser candidato a la alcaldía de Lalín y pasó. También tiene que ver con las personas. El PP dejó atrás el galleguismo de la época de Fraga, con sus matices, y ahora hay una nueva generación, que es intermedia entre lo que había y lo que está por venir. Y no lo puedo compartir.

Alfonso Rueda afirmó en ABC que “sin galleguismo es imposible una mayoría absoluta”.

He hablado con Alfonso de ese tema. Somos viejos conocidos. Y le dije que las mayorías absolutas del PP durante mucho tiempo, ese plus entre ganar y gobernar, eran votos galleguistas. Y había que conservarlos y que se sintieran a gusto. Creo que han perdido la perspectiva. Tampoco les ha salido mal la jugada porque siguen gobernando en Galicia. Pero en mi modesta opinión, el PP debería ser otra cosa.

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