Luis Ojea - Cuaderno de Viaje

Nacionalismo en crisis

Este lunes, cada clan saldrá por separado a berrear sus soflamas. El soberanismo gallego roto por el sectarismo de unos y el tacticismo de los otros.

La onda expansiva de Amio sigue haciendo estragos. El nacionalismo gallego llega a este 25 de julio en su peor momento, cada vez más dividido y con menor fuerza electoral. Hace un año sus líderes tribales todavía fingían explorar vías de entendimiento y las banderas gallegas manchadas con la estrella roja desfilaron juntas por Santiago. Este lunes, en cambio, cada clan saldrá por separado a berrear sus soflamas. Es la imagen que mejor resume la crisis del soberanismo gallego, roto por el sectarismo de unos y el tacticismo de los otros.

El BNG es directamente una organización en peligro de extinción. Los comicios generales de junio demostraron que siguen en caída libre hacia un ignoto suelo electoral que podría dejarles fuera del Hórreo en otoño. Pero la U no está dispuesta a variar el rumbo. Los coroneles hace tiempo que decidieron que preferían vivir en la marginalidad antes que volver a descafeinar el dogma por un puñado de votantes, los mismos que continúan respaldando a alcaldes nacionalistas valorando su gestión, pero que se niegan a seguir a profetas iluminados. Con la organización purificada entre purgas y deserciones de los herejes y el timón en manos de una apparatchik, su estrategia pasa por entrar en hibernación a la espera de que un día pase la moda de la Marea y su antigua clientela recobre la fe.

Y quizás esa implosión no tarde en llegar ya que la guerra interna en la coalición es cada vez más cruenta. Anticipándose a una eventual ruptura, Anova trata de perfilar su propia marca ante el riesgo de verse diluida en una plataforma estatal en la que es residual. Se evidenciará el lunes con el plantón que le darán a Beiras sus socios. Con Noriega entregado a la causa de la confluencia a cualquier precio para garantizarse su propio futuro, el viejo druida es el último eslabón que sostiene el perfil nacionalista de la coalición y con él arrinconado esa arista quizás no tarde en caer.

En pleno proceso de dilución del ideario soberanista de los mareantes y con el Bloque desactivado, este 25 de julio evidenciará la crisis del nacionalismo. Conscientes de que su credo cada vez pesa menos en el tablero político autonómico el lunes se consolarán con su vieja batallita de egos contando cuantos fieles se suman a la marcha de cada tribu.

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