Galicia
El monte gallego se blinda con unidades de élite y más cámaras
Arranca la temporada de incendios en Galicia con una meta clara: no sobrepasar la superficie quemada durante el pasado verano. Siete mil efectivos desplegados y cientos de medios terrestres y aéreos para controlar cada hectárea
Por tierra, aire y con la ayuda de unidades especializadas. Galicia se prepara para afrontar la nueva campaña de lucha contra los incendios forestales , una lacra que cada año asuela la Comunidad, con miles de hectáreas calcinadas y, en algún caso, con peligro para núcleos de población. No en vano, la Comunidad gallega y, en particular, la provincia de Orense, lideran los rankings de toda España en cuanto a número de fuegos intencionados y de superficie quemada de la última década, casi siempre, en las mismas parroquias. Y es que, esta provincia cuenta con 27 de las 35 parroquias —pertenecientes a 25 ayuntamientos— que la Xunta tiene identificadas por su alta actividad incendiaria, tras superar, en algún caso, las miles de hectáreas calcinadas.
La despoblación y el abandono del rural no dejan de agudizar esta problemática en una provincia que no deja de perder población —cuarenta mil habitantes menos en las últimas décadas— mientras organizaciones sindicales, medioambientales y gobiernos no se ponen de acuerdo sobre las causas. Maceda, con 67 incendios registrados en los últimos cinco años , es una de las parroquias que se encuentran bajo vigilancia al superar las dos mil hectáreas quemadas en los últimos años al igual que sucede con San Millao, en Cualedro, que tiene una media de 70,95 hectáreas quemadas.
Pese a sus apenas 31 habitantes, los vecinos de Castro de Escuadro, en Maceda, prácticamente no recuerdan un verano tranquilo, idéntica situación a la de San Millao, en Cualedro , donde cada verano sus vecinos afrontan con preocupación la llegada del verano por la presencia de incendios cada vez más virulentos y que, en algún caso, amenazan sus viviendas.
Esta situación es extensible a otras parroquias de la provincia de Orense, que destacan por su alta actividad incendiaria como Rebordechau, en Vilar de Barrio, Río Caldo y San Paio, en Lobios, y alguna aldea de Muíños, una problemática que ha llevado a los alcaldes de los diferentes consistorios a buscar todo tipo de medidas para tratar de revertir esta situación.
«Este año hemos hecho una campaña potente destinada a mentalizar a la gente de que desbrocen las fincas y perímetros, haciendo hincapié en que el 2017 tiene que ser un antes y después», comenta el alcalde de Maceda, Rubén Quintas, quien todavía tiene grabada la grave ola de incendios, que castigó Galicia hace cuatro años . Los alcaldes de estas zonas insisten en la necesidad de mantener limpias las zonas próximas a los núcleos y fincas antes del verano pese a que, según reconocen, «eso no libra» a que coincidan esa serie de factores críticos relativos a «humedad, temperaturas elevadas y velocidad de viento» que hagan imposible controlar los incendios, precisa este regidor orensano.
Para tratar de minimizar el impacto, el Gobierno gallego ha anunciado para esta campaña que pondrá en marcha un completo operativo que estará conformado por 7.000 personas y un amplio número de medios aéreos y terrestres. En total, Galicia tendrá a su disposición esta campaña un total de 378 vehículos motobomba y 142 cámaras de vigilancia para cubrir al menos el 70% del territorio. Este dispositivo se completará con una treintena de aviones y helicópteros, con la aportación de cuatro nuevas brigadas helitransportadas. Así figura en el plan de lucha contra el fuego de la Xunta (Pladiga) en un año en el que se fija como «óptimo» alcanzar un objetivo similar en hectáreas al anterior ejercicio. En el 2020 ardieron 14.806 hectáreas, más que la suma de 2019 (6.835 hectáreas) y 2018 (2.600 hectáreas).
Aunque quizá lo más llamativo sea la creación de una unidad de élite que tendrá como misión investigar los incendios forestales y sus nuevas funcionalidades para el cálculo de los costes de extinción, que facilitarán la reclamación de los gastos en procesos judiciales. Estos agentes se encargaban hasta el momento de las propias tareas de extinción y de otras labores del dispositivo contraincendios. Una vez extinguidas las llamas, acuden al monte para buscar indicios y determinar si el fuego fue fortuito, provocado o se debió a alguna negligencia.
El Gobierno gallego recoge en su plan la futura creación de una base transfronteriza en el municipio orensano de Verín que irá destinada a combatir los incendios forestales y que cuenta con la colaboración de otras comunidades como Castilla-León y Extremadura y el país vecino, Portugal, que comparte la misma tipología de los incendios.
Cuando falta menos de un mes para que arranque la temporada de máximo riesgo, que arranca el 1 de julio , el objetivo prioritario de la Xunta es tratar de bajar de las 17.000 hectáreas a lo largo de este 2021, una cifra que supone la media de lo quemado en la última década en Galicia tras quitar el valor más alto y bajo de la serie.
En la última década, Galicia superó los 21.000 incendios y las 200.000 hectáreas quemadas, con especial incidencia en la provincia orensana. Esta provincia, con más de 10.000 incendios , supuso el 58,98% de superficie quemada de toda Galicia además de registrar la mitad de los Grandes Incendios Forestales de Galicia y casi la mitad de superficie quemada total (49%), sin que gobiernos y asociaciones se pongan de acuerdo sobre las causas de dichos incendios.
Por el momento, instituciones como la C átedra de Catástrofes de la Fundación AON España y la universidad Pontificia Comillas han realizado un estudio para tratar de determinar las causas y consecuencias de los incendios que asuelan Galicia, sin que sindicatos, agentes y gobiernos lleguen a consenso algunos sobre los orígenes.
El abandono de las tierras agrarias , las políticas económicas detrás de la reforestación, el mantenimiento de prácticas tradicionales de quemas agrícolas y de pastos y actividad como la caza o la madera, son algunos de los factores que apuntan diversas organizaciones detrás de gran parte de los incendios. Pero los ecologistas, también apuntan al uso del monte y la «eucaliptización» de los terrenos para explicar la gran virulencia de los incendios.
A estos factores, hay que añadir la propia desestacionalización de los mismos. Frente a lo que ocurría hace años, en la actualidad, los incendios no se circunscriben sólo a verano sino que muchos se adelantan a los meses de invierno y al principio de la primavera. Este fenómeno ha llevado a organizaciones y a los propios trabajadores forestales a pedir al Gobierno gallego la contratación de personal y refuerce las labores de prevención a lo largo de todo el año y no únicamente en los meses de verano.