Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN
Mondoñedo, por el Reino
La señora alcaldesa se marcó una buena pieza oratoria hace un par de años, cuando aceptó suplir en la ceremonia catedralicia al pintoresco alcalde de Compostela. Estaremos atentos a la letra y al «espíritu de la letra», que decía Ortega.
El domingo próximo, octava de Corpus, vendrá Mondoñedo a Lugo como cabeza del Reino. En la capilla mayor de la catedral, Galicia renovará, un año más, la tradición de la Ofrenda a Jesús Sacramentado. Las mazas y el antiguo pendón carmesí, con el cáliz y las seis cruces, tres al asta y tres al batiente —que diría un heraldista—, acompañarán a la señora alcaldesa en su alta magistratura de delegada regia.
En los páginas de lo que el cronista llama, para sus particulares entenderas, «libro del ceremonial», se recogen los discursos oferentes desde 1870 hasta la primera cincuentena del pasado siglo. Lo abre la pieza del regidor don Antonio Magín Pla, trufada de referencias históricas remontadas a «los primeros días del cristianismo». Se cuenta entre los más extensos de la serie. El primer oferente no lucense fue don Manuel Casás, en el Corpus de 1927 y en nombre del Ayuntamiento de A Coruña.
El orden de comisionados, tal como lo conocemos hoy, es reciente. Se estableció en 1941. Alguna vez se propuso el cronista indagar acerca de quién está detrás de aquél discurso tan bellamente redactado, o de aquél otro adornado con eruditísimos conocimientos. Sería ciertamente interesante acometer un trabajo sobre «los negros de la Ofrenda». Algunos son fácilmente identificables, entre otras razones porque el propio negro (e incluso el propio alcalde, una vez pasado el tiempo) reveló el dato. No supone desdoro alguno para un munícipe buscar a alguien que le eche una mano para escribir un discurso. Si tal hacen los más altos dignatarios del mundo, ¿no ha de poder hacerlo un alcalde?
Don Vicente Risco, don Francisco Vales Villamarín y don Álvaro Cunqueiro fueron negros de la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia. Por Ourense, Betanzos y Mondoñedo.
Ya queda dicho que este año vuelve Mondoñedo por el Reino. La señora alcaldesa se marcó una buena pieza oratoria hace un par de años, cuando aceptó suplir en la ceremonia catedralicia al pintoresco alcalde de Compostela. Quizá haya cambiado de negro o de negra. Tampoco tendría nada de particular. ¿No hizo otro tanto el Nobel Cela y antes de él nada menos que Rubén Darío? Estaremos atentos a la letra y al «espíritu de la letra», que decía Ortega. El filósofo, no el torero.