Una mirada atrás para no perder el tren

Ahora que la llegada del AVE es inminente, no es mal momento para visitar la muestra 'Sobre dos raíles', de la Cidade da Cultura, y revisar la historia del ferrocarril gallego

La muestra puede visitarse gratis en la Cidade da Cultura, en Santiago, hasta el diciembre Cedida

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Por mucho que el tango de Gardel quiera convencerse de lo contrario, veinte años son mucho, y treinta todavía más, también para esperar un tren de alta velocidad que no acababa de llegar, y que ahora Sánchez promete para diciembre. Casi tres décadas han pasado desde la inauguración en 1992 de aquella primera línea que conectaba Madrid con Sevilla el año que España quiso asombrar al mundo. Y Galicia, en 2021 sigue esperando el AVE, acumulando retrasos y promesas incumplidas de sucesivos gobiernos . Pero basta un rápido vistazo a la exposición 'Sobre dos raíles', que acoge la Biblioteca de Galicia, para constatar que el tren gallego es una historia de retrasos . En Galicia, el ferrocarril nunca llegó en hora. Y a finales del XIX, cuando asomaron por fin los convoyes, lo hicieron de manera «tardía, lenta y deficitaria», concluye sin medias tintas la muestra del Gaiás.

Si Galicia ha tenido que esperar tres décadas por la alta velocidad, a la Comunidad no le fue mejor en el siglo XIX, cuando las líneas de hierro prometían una revolución en el transporte sin parangón desde la invención de la rueda. El primer tramo peninsular se inauguró en 1848 entre Barcelona y Mataró, aunque no fue el catalán el primer tren español; once años antes, en Cuba, alimentada por la industria azucarera, había entrado en funcionamiento la línea de La Habana a Güines. El tren no llegó a Galicia hasta 1873 , con la puesta en marcha de 42 kilómetros de vía férrea entre Santiago –más concretamente, Cornes, que aún pertenecía al concello de Conxo– y el puerto de Carril, localidad que no se había fusionado todavía con Vilagarcía. Pero entonces hacía ya 25 años que las máquinas de vapor circulaban por la costa catalana del Maresme.

Un diseño equivocado

El tren llegó con retraso, y no lo hizo de la mejor forma. Más allá del mencionado 'ferrocarril compostelano', Galicia salió mal parada por el empecinamiento de las autoridades en un diseño radial para conectar Madrid con el mar y con Europa, y que no contribuyó precisamente a vertebrar el territorio galaico. «Las dificultades orográficas, la falta de implicación del Estado y de inversión privada y la confrontación de los intereses locales» no ayudaron tampoco al tren gallego, concluyen los expertos que diseñaron la muestra que hasta diciembre acoge la Cidade da Cultura. Los problemas de financiación, sin embargo, fueron la principal causa del retraso de la llegada del tren a Galicia.

Pese a su demora, su equivocado diseño y su mejorable servicio, no cabe duda de que la contribución del ferrocarril al desarrollo industrial y comercial de las villas gallegas fue sustancial. En sus inicios no gozó de gran éxito como transporte de pasajeros, pero fue importante para la exportación de reses a grandes ciudades españolas.

De todo ello da cuenta, aunque esquemáticamente, la exposición –gratuita– de la Cidade da Cultura. Es una muestra de 59 documentos desempolvados del fondo documental de la Xunta y de algunos otros de origen privado depositados en el Arquivo de Galicia. En las vitrinas puede verse, por ejemplo, un curioso billete de tren de 1893 con origen en Santiago y destino Carril , o talonarios de pasajes de la época de diversas clases y categorías.

El grueso de la documentación, sin embargo, lo constituyen los planos de proyectos ferroviarios. Entre ellos, algunos que jamás vieron la luz, como el diseñado en 1873 por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago para la vertebración galaica con vías férreas. Y también fotos, muchas reaprovechadas del 125 aniversario del tren Santiago-Carril de 1998, que dan cuenta de la influencia de las infraestructuras ferroviarias –vías, puentes y estaciones– en el urbanismo de las villas por las que pasaba el tren, y, sobre todo, en las que paraba. Se echa en falta, pese a la interesante documentación exhibida, algún cebo para hacer la muestra más atractiva para todos los públicos. La 'Sarita', la primera máquina de vapor en viajar de Santiago-Carril , y que Vilagarcía reclama para su Museo del Ferrocarril, hace años que se oxida en Padrón junto a la Fundación Camilo José Cela.

Una vieja gracieta a cuenta de la climatología santiaguesa dice que Compostela tiene dos estaciones: la de invierno y la del tren –ahora habría que añadir la flamante intermodal–, a la que en breve llegará el AVE, según prometen. Lo que parece que no va a tener Santiago ni las otras ciudades gallegas, al menos a corto plazo, son estaciones y trenes de cercanías, que pocos reclaman. La exposición vale la pena para echar la vista atrás y aprender de los errores ferroviarios del pasado.

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