José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO
Marisquiño en el Parlamento
Tras el órdago de Caballero, el PP solo podía permitir la comisión de investigación. De lo contrario, se lo podría haber acusado de impedirla por miedo a que Vigo chapoteara en las relaciones de Feijóo con Marcial Dorado
Busco y rebusco pero no le encuentro explicación. No comprendo cómo alguien hizo creer a Abel Caballero que era buena idea que, en la víspera del debate y votación de la comisión del Marisquiño en el Parlamento, el gobierno de Vigo tensara la cuerda y amenazara a Feijóo con investigar en el seno del Concello sus supuestos vínculos con Marcial Dorado, el narco de las fotos náuticas en sepia. No sé en qué momento esa luminaria calibró que podía amenazar al PPdeG y al presidente de la Xunta con remover ese asunto si acaso apoyaban la comisión de investigación en O Hórreo. Y como era visto, el PP respondió al envite con una abstención: habemus comisión.
Caballero no le había dejado otra opción a un PP que, dicho sea de paso, no estuvo nunca muy por la labor de esta comisión, por más que amagara con apoyarla para ocupar un titular o dos en los medios. Si, tras el órdago del alcalde, Feijóo hubiera decidido impedir la comisión, ¿qué lectura se estaría haciendo desde Vigo? Pues que el presidente de la Xunta habría agachado la cabeza por miedo a que se desempolven las fotos y las relaciones más desafortunadas de su pasado político. Ante ese escenario, era lógico que Feijóo se plantara ante la provocación.
La coyuntura que se abre es incierta. ¿Dejará el PP que sean BNG y En Marea los que dirijan los trabajos de la comisión? ¿Valdrán estos para algo, toda vez que hay una investigación judicial abierta? ¿Aceptarán comparecer los previsibles pesos pesados de esta comisión, estos son, el alcalde de Vigo y el presidente del Puerto? ¿Qué dirá Gonzalo Caballero si su tío se niega a responder al llamamiento del Parlamento? ¿Y si llaman al propio Feijóo? Si el presidente de la Xunta ha permitido esta comisión que pedían otros dos grupos, no sería extraño que él mismo participara del juego que BNG y En Marea propongan.
A nadie se le escapa que esta comisión se abre a nueve meses vista de unas elecciones municipales en las que Vigo como partido judicial tiene una importancia capital para el PP . Del mismo modo que es bien sabida la habilidad de Caballero para victimizar como un ataque a la ciudad y sus vecinos cualquier revés político que se dirija a su persona. Por eso esta comisión habrá de cuidar las formas al milímetro, no vaya a ser que un invento aprobado para examinar las responsabilidades de Concello y Puerto acabe siendo el vehículo para que el alcalde se lleve un par de concejales más a la buchaca cuando se llame a las urnas.
Cabe una teoría maliciosa: que Caballero quisiera de antemano la comisión para instrumentalizarla desde su ciudad y sacarle rédito . En Vigo todo es posible.
Noticias relacionadas