Alberto Varela - Crónicas atlánticas
De Mankiewicz a Tarantino
No tengan dudas de que saltarán chispas porque jamás surgió el amor de un matrimonio arreglado
Ha empezado con fuerza la segunda temporada de la serie de moda, la que protagonizan PSdeG y BNG en la Diputación de Lugo. En la primera asaltaron el gobierno, pero la felicidad dura poco y el alcalde de Becerreá —traicionado por los suyos, víctima del matrimonio de conveniencia— se va a encargar de que no decaiga la tensión. Lo vetaron y no olvida. ¿No querían caldo? Pues dos tazas, porque va boicotear todas las propuestas del Bloque.
Al margen de los episodios de venganza que se produzcan —que no van a ser pocos— la pareja principal va a seguir dejando momentos de carcajada memorables. No tengan dudas de que saltarán chispas porque jamás surgió el amor de un matrimonio arreglado. Al contrario, el roce hará que discutan por las cuestiones cotidianas que podrían solucionarse en un segundo si hubiese cariño. La banda sonora la van a poner Pimpinela.
Por si no fuesen pocos ya los conflictos, se acercan las elecciones generales y unos y otros seguirán empeñados en competir por el voto antisistema y dejando que Ciudadanos les gane terreno por el centro.
No se darán cuenta de cómo sus amigos de las Mareas les adelantan por la izquierda. Como Anne Baxter en «Eva al desnudo», los de Beiras se saben al dedillo el papel del actor principal y están dispuestos a hacer la sustitución y a quedarse con el protagonismo que va perdiendo Bette Davis. Y eso si van bien las cosas... si van mal el próximo capítulo lo dirige Tarantino.