Mañana dormiremos en el faro

Una decena de torres marítimas aspiran a convertirse en hoteles o restaurantes. Ya ocurre en Fisterra y Estaca de Bares. En marzo abrirá otro en Ribadeo. Carnota y Corrubedo serán los siguientes

Faro de A Illa de Arousa, ubicado en Punta do Cabalo, que desde hace años acoge un restaurante en su interior MUÑIZ

ABRAHAM COCO

Durante casi 125 años, la luz no se interrumpió cada noche en la ría de Ribadeo. En el extremo más oriental de la costa gallega, el faro de Illa Pancha orientaba a los barcos que se aproximaban por el Cantábrico hasta la Mariña lucense. En 1980 dejó de funcionar. A partir del próximo mes de marzo, sus nuevos inquilinos volverán a cruzar el pequeño puente que conduce hasta él desde tierra firme. Serán turistas que se alojarán en alguna de sus dos habitaciones de lujo de un hotel por estrenar . Illa Pancha iluminará así un camino al que aspiran a sumarse otros faros de Galicia, como ya hicieron los semáforos de Estaca de Bares, en Mañón, o el de Fisterra, que acaba de ser remodelado con seis habitaciones decoradas temáticamente en el cabo que un día fue considerado el fin del mundo y al que continúan llegando peregrinos a los que solo el Atlántico logra frenar. Su responsable, Celso Martínez, confirma l a buena acogida en sus dos primeros meses en marcha y la diversidad de perfiles de quienes se alojan , españoles y extranjeros, en pareja o en familia.

Pero vayan anotando, porque la lista no va a dejar de crecer en los próximos años: el siguiente será el faro de Punta Ínsua, en Carnota;y el de Corrubedo, en Ribeira, también ha iniciado los trámites hacia esta reconversión que, no obstante, respetará el uso como señal marítima de estas edificaciones, pues la mayoría sigue funcionando como tal. De sur a norte, la idea de aprovechar los faros desde el punto de vista turístico ronda además por el Cabo Silleiro de Baiona, la Illa Lobeira Grande de Corcubión o el Cabo Vilán de Camariñas.

El Faro de Illa Pancha (Ribadeo) abrirá por iniciativa de un empresario lucense M. MUÑIZ

Es pronto para saber cómo se concretará cada proyecto:para el primero, uno de los más amplios, se barrunta la posibilidad de acoger un albergue de peregrinos en el pujante Camino Portugués por la Costa , según expone su alcalde. Para el segundo, hay una petición formal de la empresa Porto Muíños para instalar un restaurante que sirva como centro de investigación en torno a las algas. El BOE ya abrió en noviembre el proceso de concesión, al igual que hizo en enero con el de Carnota, por el que los interesados pueden presentar oferta hasta marzo. En cuanto a Camariñas, el primer faro de España donde se instaló energía eléctrica hacia 1896, aún no hay una propuesta por escrito, pero su regidor confirma la aspiración en este enclave Red Natura, que fue escenario de numerosos naufragios.

Puertos del Estado lidera esta resurrección farera convencidos de «la necesidad de diseñar una nueva oferta turística al servicio del crecimiento económico de nuestro país». Así lo expone su presidente, José Llorca, interesado en «preservar estas infraestructuras sin privatizar su uso». El «farragoso» proceso para abrir en ellas un establecimiento de hostelería sigue unas estrictas condiciones de protección del patrimonio para preservarlas por su valor cultural. Está prohibido realizar ampliaciones, ni de superficie ni de altura, y solo se autorizan obras de rehabilitación y adaptación para fines turísticos en el interior, siempre con materiales de primera calidad. En el exterior, según señalan desde la Autoridad Portuaria de Vilagarcía, «la restauración debe realizarse conservando su aspecto primitivo» . La concesión se realiza por treinta años, que se puede prorrogar otros diez más.

Aunque hasta ahora no era frecuente que los faros funcionaran como alojamientos turísticos, desde hace años se desarrollan en ellos todo tipo de actividades. En A Illa de Arousa, por ejemplo, ya existe un restaurante en el faro de Punta do Cabalo, de 1852 . Algunos han sido musealizados, son sala de exposiciones o sirven como sede de asociaciones que velan por el patrimonio marítimo. El caso más conocido es el de la Torre de Hércules, del siglo I y Patrimonio de laHumanidad desde 2009, que el año pasado fue visitada por más de 120.000 personas.

Desde el Ministerio de Fomento señalan que en otros países es habitual este tipo de hoteles y, de hecho, un inversor alemán que explota faros en Alemania está fascinado con varias de estas torres vigías de Galicia y Baleares. En Canarias, Cádiz o Asturias, el Consejo de Ministros ha autorizado iniciativas similares a las gallegas.

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