Luis Ojea - La Semana
Cuestión de prioridades
Pedro Sánchez decidió ser fiel a sus intereses personales en lugar de ser leal con su país
En política siempre hay alternativas . La selección entre las distintas opciones define a un gobernante. Hay quien prioriza garantizar la estabilidad institucional del país. Y hay a quien le importa más blindarse a sí mismo. El resultado de esa elección nunca resulta inocuo. La irresponsabilidad siempre sale cara.
De hecho, Galicia cierra este 2019 con graves amenazas para su sector industrial como consecuencia de la frivolidad del gobierno de Pedro Sánchez. Por su inacción en algunos ámbitos. Alcoa ha dejado claro que es inviable la planta de San Cibrao tras los recortes impuestos por el ministerio en la subasta de interrumpibilidad. Y por su sobreactuación en otras esferas. La planta térmica de Endesa en As Pontes está siendo abocada al cierre por una política radical que prima el postureo progre y elude valorar criterios de eficiencia económica y social.
Ese es el principal problema. Que Sánchez vive instalado en una huida hacia ninguna parte. En la conversación con el presidente de la Xunta esta semana ha despejado cualquier duda. Ni compromisos concretos con la industria gallega, ni fechas para el AVE, ni transferencia de la deuda en financiación pendiente. Nada.
El líder socialista tiene claras sus prioridades. No engaña a nadie. Ya no. Hasta los más hooligans han entendido su estrategia. Quiere gobernar sea cual sea el precio a pagar. Incluso a costa de conformar un gobierno de coalición con la izquierda radical, de pactar con el independentismo catalán y de blanquear a Bildu . El postureo de la campaña se acabó. Ya sin disfraces, ha evidenciado que la única táctica es cerrar cuanto antes y cueste lo que cueste ese ejecutivo Frankenstein.
Y en ese viaje hacia el precipicio Pedro Sánchez está dispuesto a llevar a todo el país hacia el abismo. La política industrial es un ejemplo evidente. El actual socialismo está más preocupado de contentar a Esquerra que de afrontar los gravísimos problemas que atraviesan algunos sectores estratégicos para la economía gallega y del resto de España.
El caso más paradigmático es el de las empresas electrointensivas. Prometió un estatuto para este tipo de compañías antes de las elecciones de abril. Medio año después sigue sin estar en vigor . A pesar de que con el precio actual de la energía son inviables determinadas actividades industriales. Alcoa no es el único caso. El impacto de la inacción del gobierno en esta materia está arrastrando a todo el sector.
Sí, todo es cuestión de prioridades. Y Sánchez ha priorizado continuar en La Moncloa sobre cualquier otra consideración. El problema es que con su irresponsabilidad está abocando al país hacia el abismo de una nueva recesión económica.
El programa económico que se intuye tras su pacto con Podemos conduce a España hacia ese horizonte. Distintos organismos, nacionales e internacionales, han advertido del riesgo de continuar por esa senda. Pero el actual socialismo vive desde hace tiempo preso de los intereses personales de su jefe de filas. De ahí el silencio cómplice de muchos de sus líderes territoriales ante la deriva del presidente del gobierno y su sanedrín.
En política siempre hay distintas alternativas. Pedro Sánchez podría haber elegido otro camino y haber explorado algún tipo de entendimiento con otras fuerzas políticas. Podría incluso haber pactado su continuidad al frente del gobierno conformando una mayoría viable e incluso estable a cambio de matizar o modular sus postulados ideológicos. Otro tipo de gobernante lo habría hecho.
Pero Sánchez hace tiempo que ha hecho su elección . Decidió ser fiel a sus intereses personales en lugar de ser leal con su país. Y eso lo define como político y evidencia su escala de prioridades. Lo retrata a él y también a todos los que lo arropan con un silencio cómplice. El drama es que unos y otros están conduciendo al país hacia el precipicio de una crisis industrial y una cada vez menos evitable recesión económica.