Juan Soto - El garabato del torreón

Sin autocrítica y sin sitio

Gonzalo Caballero ha fracasado en el objetivo de acrecentar la credibilidad del partido como palanca infalible para desalojar a Feijóo

A juzgar por lo que se lee, da la impresión de que en el balance global del 12-J la única derrota anotada en el cuaderno es la sufrida por los podemitas en todas sus sucursales, franquicias y policopias.

Siendo cierto que el naufragio de los mareantes fue como el de la fragata «Magdalena» y el del crucero «Reina Regente» juntos (metafóricamente hablando y distinguiendo entre lo cómico y lo dramático), tal vez fuera de justicia tener presente que el partido de Sánchez (evitemos las siglas: es muy difícil aceptar que las del partido de Sánchez sean las misma que las de aquel otro del que Galdós admiraba su «pureza moral») fue otro de los severamente revolcados en Galicia.

Su candidato y secretario territorial, Gonzalo Caballero, entró en la campaña con el discurso de investidura en el bolsillo y salió del recuento con el rabo entre las piernas . Lo que procedería ahora sería un gesto autocrítico, un reconocimiento del fracaso y la puesta del cargo a disposición no de Madrid sino de los decepcionados afiliados que pagan cuota en Galicia. Cualquier cosa, menos el repliegue sobre sí mismo y la promesa de tratar de hacer un esfuerzo para tratar de conseguir que la sucursal del PSOE en Galicia no abochorne a los socialistas de Galicia.

En política hay algo peor que el fracaso: la negación de la evidencia . En el parvulario marxista es de lo primero que se enseña a los nenés: la negación de los datos objetivos conduce inexorablemente a la ocultación de la realidad.

Gonzalo Caballero ha fracasado en el objetivo de acrecentar la credibilidad del partido como palanca infalible para desalojar a Feijóo. Y ese fracaso no es sustituible por la promesa, un poco infantil, de dotar al PSOE territorial de un barniz galleguista. No cae en la cuenta de que esa oferta ya está cubierta: por la derecha, el PP; por la izquierda, el BNG.

Y no hay trazas de que el reparto pueda cambiar. Al menos, de momento.

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