Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN

Sala Antonio Rosón

A propuesta del PPdeG, una de las salas del Parlamento Galego llevará el nombre de quien fue primer presidente de la cámara autonómica, Antonio Rosón . Como estaba previsto, el PSdeG se abstuvo y el BNG votó en contra. O sea, todo en orden. Con tal motivo, en algún medio reticular, rama histérica, cocean la biografía de Rosón encadenando imprecisiones con infamias. Por lo que advierto, entre los remontados abundan hijos y nietos de falangistas y otros que tal bailan: reacción al medio se llama esa figura. Alguno de estos pajaritos refuerza su argumento rebozándolo en alguna tontería fácilmente evitable con una somera ojeada a datos al alcance de cualquiera que sepa leer. Así, que Rosón fue pasante «no bufete do famoso abogado e cacique lugués José Benito Pardo». De pasante, nada. Si el tonto está interesado en conocer el nombres de los pasantes de Pepe Benito, quedo a su disposición. Y lo de cacique, sí, pero «un cacique bo e xeneroso (…), home agudísimo , cunha retranca moi do país e nada rencoroso», según la semblanza que Manuel María le dedicó en A Nosa Terra. Pero hoy no toca Pepe Benito sino Antonio Rosón, a quien se tilda de «falangista que proclamó el estado de guerra en la provincia de Lugo». Así, directamente y sin anestesia. Por lo visto, el coronel Caso Agüero obedecía órdenes emanadas de la botica de Becerreá.

Lamento caer en el columnismo onanista, pero no negaré que traté bastante a Antonio Rosón. Muchas tardes recogí en su austero despacho de la calle del Progreso a Fole, su invariable amigo. Y más de una vez coincidí allí con Ramón Piñeiro. En una mesita se apilaban los números de la ‘Revista de Economía de Galicia’, con Xaime Illa y Beiras a la cabeza de aquella aportación al ‘Plan de acción do galeguismo’ ideado en el exilio de Buenos Aires. El recuelo de la vieja Falange lucense sentía hacía Rosón verdadera antipatía , que se agudizó cuando, frente a la Alianza Popular de Fraga puso en marcha, con Díaz Fuentes y Pardo Montero, la UCD. Lo del semanario ‘Interviu’ fue lo que se dice un tiro por la culata, lo mismo que el libro ‘La sombra de Franco en la transición’, cuyo revolcón en los tribunales es conocido. Supongo que en los archivos de Galaxia y de la Fundación Penzol hay mucha correspondencia de Antonio Rosón. Alguien con más autoridad que nosotros la exhumará algún día.

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