Juan Soto - El garabato del torreón
Muerto antes de nacer
Sin Frigsa y sin el Círculo de las Artes la vida cultural lucense sería directamente inexistente
El compromiso de inaugurar un auditorio que e ximiese a Lugo del sonrojo de ser la única capital española carente de una instalación cultural de la que disponen incluso numerosas villas de tercer nivel, se remonta a la primera campaña electoral de López Orozco. Es decir, estamos hablando del siglo pasado, porque el ofrecimiento al que nos referimos tiene fecha de 13 de junio de 1999. ¡Échale hilo a la cometa!
Ya entonces estaba vigente el cínico dictamen del profesor Tierno, según el cual las promesas electorales no obligan a quien las hace. En los últimos veinte años, el auditorio de Lugo —construido a expensas de la Xunta y entregado a manos municipales— recorrió el ciclo regresivo propio de los servicios sometidos a procesos de dejación: neglicencia, inactividad, deterioro, agonía y extinción . En este caso, a la ya antigua constatación de humedades, goteras y otras miserias de mediano porte se une la paralización impuesta por una pandemia de la que todos seguimos siendo víctimas.
No es arriesgado presagiar, pues, que los lucenses asistirán al desplome de la instalación antes de que sea abierta al uso . Ni siquiera la todavía reciente campaña electoral sirvió de pretexto para un paripé inaugural.
Muchas cosas serán distintas cuando amaine la tempestad, pero de algo estamos seguros: en lo que respecta al auditorio, Lugo permanecerá en situación de ayuno. No será la única carencia en un futuro de vacas flacas. Ni la más importante. Porque cuando las tragedias adquieren dimensiones aterradoras recobra por completo su sentido la vieja máxima del primun vivere deinde philosophari, y es llegada la hora de anteponer a cualquier otra la urgencia con que Rocinante se justificaba ante Babieca: «Es que no como».
Cuando el alcalde Quiroga reconvirtió en auditorio una tambaleante nave industrial, algún elitista se cogió la minga con papel de fumar y puso en el cielo el grito de su exquisitez. Todo parecía poco a estos señoritos de caldo á merenda. Pero la realidad siempre prevalece sobre los sueños y las argucias: sin Frigsa y sin el Círculo de las Artes la vida cultural lucense sería directamente inexistente . Benditos sean. Y que nos duren.