Juan Soto - El garabato del torreón

La Familia de Ultramar

Parece mentira que en un pueblo como el nuestro, hecho a los caminos del mundo, se vean ahora reacciones de xenofobia

Aunque ya me desayuné con ella domingo a domingo en «La Voz», he vuelto ahora a la «Memoria de Mariñáns» de Martín Fernández Vizoso, casi toda ella reunida –no era sin tiempo– en dos volúmenes que están en las librerías de Galicia.

Los gallegos mantenemos sin iluminar amplios espacios de nuestra propia identidad. Sabemos muy poco de nosotros mismos, apenas nada fuera de cuatro referencias enmarcadas en la cultura de obligado cumplimiento. Y una de las grandes zonas oscuras de nuestra historia común es la Galicia emigrada , los gallegos de América, «a patria de ultramar», que dijo don Ramón en uno de sus enormes discursos «polos vieiros da saudade», a los que el profesor Villares Paz dedicó un esclarecedor trabajo.

Los gallegos de Martín F. Vizoso son, los más de ellos, muy gananciosos, muy triunfadores, muy de éxito económico, con reembolsos bancarios y réditos acrecidos en iniciativas que dieron en el quid pero siempre cimentados en esfuerzos a destajo. Biografías, a veces epopéyicas, cuya exhumación de la fosa del olvido no sería posible sin exhaustivas jornadas de investigación en fuentes documentales, públicas unas, privadas otras, pero no siempre de fácil acceso, ni las unas ni las otras. En Galicia, ya se sabe, para investigar con resultados tan felices como el que ahora comentamos hay que disponer de una tenacidad a prueba de portazos e inconvenientes.

Los gallegos somos gentes que llevamos siglos saliendo mundo adelante a ganarnos la vida. Unas veces, con éxito; otras, con el fracaso como única cosecha: «Eu non lle quería morrer alá, miña nai», que Castelao pone en boca de aquel emigrante moribundo. Pero, en todo caso, América nos acogió, nos dio de comer, nos abrió los ojos y, de vez en cuando, nos devolvió el ciento por uno . Parece mentira que en un pueblo como el nuestro, hecho a los caminos del mundo, se vean ahora reacciones de xenofobia y no sepamos asilar, abrazar, a quienes llegan aquí como lo que realmente son: hermanos nuestros , nuestra familia de ultramar.

Esas actitudes insolidarias e incomprensibles se curan con la lectura de los retratos y aventuras que cuenta Fernández Vizoso, nuestro gran especialista en el desbroce de las ramas de un árbol genealógico que extiende sus ramas por Argentina, por Cuba, por Uruguay, por Venezuela, por México… De estas gentes venimos los gallegos y no hay entre nosotros una familia que no tenga un pie puesto en las Américas, ni en cuya geografía sentimental no asome un bisabuelo que un día cruzó la mar en busca de mejor fortuna . Aquí están los retratos de muchos de ellos, trazados por la mano maestra de Martín Fernández Vizoso. Gracias a esta «Memoria de Mariñáns» sabemos algo más de nosotros mismos; algo más de quienes somos y a lo que estamos obligados.

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