Alpiste para pajaritos

A la desalentadora deducción de que en España, en los tiempos que corren, la política es función impropia de personas honorables, puede añadirse a modo de paráfrasis (o de parodia) otra con matiz local: en Lugo, la política es actividad propia de gentes sin oficio o con vida laboral en blanco. Baroja, que también fue concejal, era partícipe de esa opinión y explicaba lo pesimista del dictamen en el hecho de que en España los políticos «viven gracias a que los demás no saben». A lo mejor tenía razón.

Con las excepciones que sean de justicia, lo cierto es que por una carencia y por la otra, o sea, por escasez de decoro y por ausencia de huella laboral, se explica el hecho, bastante escandaloso, del anuncio con que la autoridad competente ha inaugurado su ciclo municipal: doce de los trece concejales que se apiñan en el gobierno local cobrarán dedicación exclusiva. La alcaldesa, catorce pagas de 4.787 euros . Los concejales, catorce pagas de 3.172 euros. Eso, eso, como buenos hermanos: los pollitos del PSdeG-PSOE, club de sobrada experiencia en el gremio, y los cinco del BNG, porque también son de Dios estos pajaritos remendados que se apuntan a morder y a mamar en cuanto se les presenta la ocasión. Se completa el cupo de alpiste con dos raciones para el PP y dos medias para Cs.

A nadie que conozca la hoja curricular de unos y otros sorprenderá el anuncio del dispendio. Porque la procedencia del aluvión es toda una y la misma. Y siendo así, cualquier cosa se disculpa. ¿Por qué un «técnico medio ambiental», un enfermero o un viajante de aspirinas no van a tener derecho a pasar del casi nada al casi todo?

A la espera de conocer nombres y asignaciones de asesores y mayordomos digitales, confiemos en que llegue el momento en que la política recobre el pulso de la decencia y las convicciones . Mientras tanto, «el futuro nos pertenece», canta esta gente, como lo hacía en la película «Cabaret» el muchacho de las juventudes hitlerianas. (Y ustedes perdonen la coincidencia).