Todos pierden

La resolución del TSXG de tumbar la exigencia del certificado Covid para el acceso al interior de los locales de hostelería y restauración en determinadas circunstancias es una batalla perdida para una pluralidad de actores . Pierden los supuestos vencedores, porque los hosteleros que se las prometían felices si doblegaban a la Xunta en los tribunales ahora se quedarán sin abrir. Pierde el gobierno gallego -a expensas de que decida desquitarse recurriendo al Supremo-, porque en el plano político esto es un revés sin paliativos, por inexplicable que sea el criterio de los magistrados.

Pero los principales damnificados son los ocupantes de la Sala de Vacaciones del TSXG y, por extensión, el tribunal en su conjunto. Les ha podido la presión de no ser los únicos en España en avalar el uso de un certificado que han tumbado el resto de tribunales superiores, a pesar de que los países más civilizados de nuestro entorno europeo sí le han dado luz verde.

Será difícil creer en la coherencia de unos jueces que hace seis días se santiguaban ante «la indudable preponderancia del interés general» y ahora lo metan en un cajón , a pesar de contar con un informe de la Fiscalía que acreditaba que la medida no pisoteaba derechos fundamentales sino que aportaba instrumentos para garantizar la salud pública. De los tres jueces que han resuelto la cuestión, uno se dedica habitualmente al orden penal y otro al social. ¿Casualidad? Los habituales integrantes de la Sala de lo Contencioso deben estar pellizcándose para creerse lo sucedido.

Solo salen vencedores de este litigio el virus -que aprovecha cuanto resquicio se le deja para crecer y multiplicarse- y los sectores que a ‘vox’ en grito se dan golpes en el pecho por defender la legalidad y las libertades , aunque la factura a pagar sean más camas de UCI y hospital llenas de enfermos. Bravo.

A algunos inquilinos de estas posiciones ultramontanas los conocemos y no nos sorprenden . Sí lo hace un PSdeG sin norte, que el viernes mandó al siempre fiel soldado Arangüena a pedir dimisiones y a comparar a Feijóo con Trump. Como si la Xunta hubiera decretado un estado de alarma ilegal, ya saben.