José Luis Jiménez - Pazguato y fino
Fabricando el relato
La solución volverá a ser que todo tiene que ser público y costeado con sus impuestos y los míos, esos que van a tener que subir sí o sí para pagar todo lo que nos va a costar esta crisis
La oposición vela armas, en España y en Galicia, para pasar factura por la crisis del coronavirus a los respectivos gobiernos. Pero hay diferencias entre las responsabilidades de unos y otros, vaya si las hay. Por ejemplo, habría que preguntarse si Pedro Sánchez estaba seguro de que su Ministerio de Sanidad estaba capacitado logística y administrativamente preparado para centralizar compras de material cuando lleva treinta años con esas competencias transferidas a las autonomías. Y sin embargo, a las Comunidades se les hurtó durante varios días esa posibilidad , que acabó restaurándose en un reconocimiento de que este Gobierno da para lo que da y está más que superado por una crisis varias tallas superior a la del ministro, nuestro licenciado en Filosofía Salvador Illa. Ministros de cupo y no de valía. Así nos va.
Pero Sánchez ya ha enseñado la patita de por dónde van a ir los tiros: cuando pase la crisis auditará la sanidad pública a ver si puede culpar a los recortes de la derecha de que falten médicos y camas. Con mil médicos más no sé si se habría contenido o atendido mejor la pandemia. Cerrando Madrid antes del 8-M es probable que sí.
En Galicia, la oposición ya enhebra este hilo en sus agujas, para intentar hacerle el traje correspondiente a Feijóo, en una batalla política que calentará la precampaña que tenemos pendiente. Y será una contienda dialéctica a cara de perro, porque este PSdeG que se subió el último al tren del aplazamiento electoral no va a tener pudor en amplificar el argumentario de Moncloa y Ferraz de que todo lo bueno de la crisis es obra de Pedro Sánchez, nuestro mesías en tiempos de tribulaciones, y lo malo es solo imputable a Feijóo, el recortador de la sanidad y privatizador de la alegría.
Volverán las oscuras golondrinas de la acalorada discusión entre público y privado, ya verán. Y será también culpa de las autonomías que en las residencias privadas de ancianos haya gestores miserables que delincan abandonando a nuestros abuelos a su suerte o solo miren la cuenta de beneficios y no el stock de materiales. Y la solución volverá a ser que todo tiene que ser público y costeado con sus impuestos y los míos, esos que van a tener que subir sí o sí para pagar todo lo que nos va a costar esta crisis. No le vemos el final al túnel, pero lo que nos espera fuera no va a ser agradable.