José Luis Jiménez - Pazguato y fino

El 'caso cuñada' va a salir gratis

La máxima es que si un caso de corrupción salpica a un familiar pero no al político, aquí no pasa nada

Carmela Silva, en una imagen de archivo Miguel Muñiz

En una de sus más famosas bravuconadas, Donald Trump llegó a afirmar en 2016 que «podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y no perdería votantes». Para verbalizar una idea tan rayana con lo inmoral debe poseerse una convicción que la sustente. El expresidente americano la poseía, a la vista de los resultados electorales que estaba a punto de obtener y de unas encuestas que soplaban a favor. Articular tamañas estupideces no le restaron votos: su caída tuvo más que ver con el deterioro de la democracia americana, su nefasta gestión de la pandemia y que enfrente apareció un tipo mínimamente decente.

En Vigo esta pasada semana, durante el pleno extraordinario por la condena del caso de la cuñada de Carmela Silva, hubo que escuchar al portavoz de Abel Caballero decir que en la ciudad hay un gobierno «intachable» y de «honradez incuestionable». Da lo mismo que el Tribunal Supremo afirmara que en el Ayuntamiento un alto funcionario urdió una trama de facturas falsas para pagarle más de 100.000 euros a una señora, que no iba a trabajar y cuya única razón para ser enchufada era su parentesco con Carmela Silva. En el gobierno socialista de Vigo esto es como quien oye llover. Con 20 concejales de 27, se saben poco menos como Donald Trump, inmunes a cualquier escándalo.

El argumento, el único que se esgrime para dejar que pase el chaparrón mediático y político —tampoco nos engañemos, a nivel local basta con subir un poquito la intensidad de las luces de Navidad y nadie se fija en esto— es que Silva no fue nunca investigada ni llamada a declarar. El razonamiento es perverso. O sea, que si un caso de corrupción política salpica al familiar de un político de lleno pero no al político, aquí no pasa nada. Por esta regla de tres, Alfonso Guerra nunca tendría que haber dimitido por los tejemanejes de su hermano Juan, el de los maletines. Y sin embargo, cuando había algo de decencia en la política, se bajó del barco.

Caballero y Silva, así como este nuevo PSdeG que la ha elegido presidenta, consideran que esto del 'caso cuñada' está amortizado, y que es cuestión de tiempo que se acalle. Va a salirles gratis, porque además tienen más eco sus acusaciones a la oposición de atacar a la desesperada a la 'pobre' Silva que las manifestaciones de ésta pidiendo un poco de moral. Porque ¿quién puede creerse a un BNG que le gruñe (poco) a Carmela Silva en Vigo pero que le es manso en la Diputación y la mantiene en el cargo? En Vigo la corrupción va a salir gratis. Al tiempo.

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