Luis Ojea - Cuaderno de viaje
Izquierda caótica
Se hace más evidente que la alianza de socialistas y mareantes puede resultar un cóctel muy indigesto
El esperpento que la izquierda gallega está empeñada en representar tras el 20D revela nítidamente el grado de degradación al que ha llegado en este país la socialdemocracia y el autodenominado rupturismo. El grotesco espectáculo que han protagonizado antes y después de la fallida investidura de Pedro Sánchez imposibilitaría en cualquier país de nuestro entorno que ese batiburrillo de siglas incompatibles entre sí que es hoy la izquierda pretendiese presentarse en conjunto como alternativa de gobierno en las próximas elecciones autonómicas. Han demostrado ser una suma imposible, pero ya en otras ocasiones probaron que están dispuestos a desmentirse cuantas veces sea necesario y traicionar cualquier principio con tal de saciar su desmedida ansia por desalojar al centro-derecha del poder.
Resulta, en todo caso, intrigante cómo van a plantearlo esta vez, cómo van a explicarle a la sociedad que no son capaces de pactar unos presupuestos locales en Santiago o La Coruña pero pretenden gestionar las cuentas públicas de la comunidad. E igual de interesante será ver al PSOE entregado a la causa de la autodeterminación que una parte de las Mareas ha desempolvado del baúl de las atrocidades políticas superadas para fingir que pintan algo en el grupo de Podemos y son algo más que la marca blanca de Pablo Iglesias en Galicia.
La izquierda gallega actual vive desde hace tiempo instalada en el caos permanente, pero cada vez es más delirante su deriva. El socialismo va dando tumbos como un zombi en manos de un líder fracasado, tan noqueado que se ve obligado a la humillación de tener que rogar el auxilio del caudillo de Vigo para tratar de sobrevivir un par de meses más en el cargo, alargando una agonía que dirige el partido inexorablemente hacia el abismo. Una meta que también persiguen con ahínco los rupturistas, cada día un poco más desquiciados por la guerra interna abierta para ver quien hereda de Beiras y se pone al frente de ese proyecto Frankenstein que se levanta federalista y se acuesta independentista.
Cada día se hace más evidente que la alianza de socialistas y mareantes puede resultar un cóctel muy indigesto, más cuando sumen los restos del naufragio del BNG e incluso necesiten contar con la colaboración de un Rivera que ya no esconde que la demagogia es la única propuesta programática de su partido que no está dispuesto negociar.